La discusión sobre el lugar del trabajo en la “Tercera Revolución Industrial”, en el “Capitalismo Flexible” o en la “Sociedad Postindustrial” o “Posmoderna” ha derivado por múltiples caminos. Diversos abordajes teóricos – la mayoría sobre los procesos que acontecen en Europa y Estados Unidos y algunos centradas en el análisis de la realidad Latinoamericana o periférica en general -han construído miradas en torno a las transformaciones estructurales y las posibilidades futuras que el trabajo plantea en este nuevo escenario, Martín Hopenhayn hace un desarrollo y posterior síntesis muy interesante de estas miradas: “masas excluidas versus flexibilización laboral con deterioros moderados en el bienestar de los trabajadores; mayor desempleo versus mayor brecha salarial entre empleados altamente productivos y trabajadores de baja productividad; empleo de mercado versus trabajo social; mas desempleo versus mayor segmentación entre mercados fomales e informales; mas desempleo con indemnización versus mas empleo pero con reducción de jornadas laborales”[1] . Los desenlaces que plantean dependen de decisiones a nivel macrosocial: “mayor competitividad de mercado versus mayor peso de la solidaridad intergrupos para apoyar a los excluidos; más apuesta por el trabajo a futuro versus un nuevo aprendizaje en el uso del tiempo libre; perseverancia en la centralidad del trabajo versus nueva cultura postrabajo; capitalismo hiperproductivo versus comunitarismo postindustrial, escenario distópico postrabajo versus escenario utópico posmercado” [2].

Todos estos planteos indican que el trabajo se localiza en un lugar de reflexión privilegiado, es obvio que el escenario mundial está cambiando radicalmente en los últimos cuarenta años y que esos cambios han impactado en el mundo del trabajo y en la estructura social que lo gesta y habilita históricamente. En América Latina y especialmente en Argentina, estos cambios han tenido que ver con un aumento del desempleo, una cada vez mayor proporción de empleos informales dentro de la población económicamente activa, con la importación a mansalva de nuevas tecnologías y el desfasaje en la capacitación para su uso racional, con la concentración de la riqueza en manos de un número cada vez más reducido de personas y la pobreza en un número cada vez más creciente. La importación del capitalismo flexible se hizo sobre una base frágil: Argentina es un país dependiente, con una deuda externa impagable y centralista, con escaso desarrollo en nuevas tecnologías, y aún en el esquema mundial sigue siendo proveedor de materias primas y consumidor de “manufacturas”.

Es en el escenario de la flexibilización de las leyes que regulan los contratos de trabajo, de la privatización con un Estado contralor ausente, de la Comunidad Europea, del Alca, del Mercosur, de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, de la crisis de legitimidad política, aquél en el que nuestros jóvenes intentan articular su propia narrativa de vida, hallar su lugar, dar sentido a su existencia. ¿Qué pasa con el trabajo y nuestros jóvenes? ¿Cómo lo conciben en este nuevo escenario flexible, de riesgo, de inestabilidad? ¿Qué sentido le otorgan?¿Estamos frente a una nueva ética del trabajo?

No quisiera generalizar, pues el peligro de las generalizaciones es caer en lo absurdo. Lo que sí quiero decir es que por lo menos algunos de nuestros jóvenes otorgan al trabajo un sentido distinto, lo han desmitificado, esta nueva subjetividad se inscribe en el proceso dialéctico que implica que las transformaciones llevadas a cabo en el mundo laboral por los propios hombres y que han dado la forma actual y cambiante a las estructuras sociales, necesariamente implican un cambio en la cosmovisión, implican cambios en la subjetividad. Probablemente todavía no sean del todo claros, pero podemos ver huellas de este proceso, aunque éstas generen más preguntas y dudas que certezas.

Raquel

“Intento de todas maneras en cada trabajo no traicionarme a cada momento,que el trabajo no me aplaste” R.R.

R.R es una joven alumna de 29 años, cursa la Lic. de Comunicación Social, pero antes estudió cine, entre 1993 y 1996 en La Plata, de donde tuvo que volverse a su ciudad natal, Comodoro Rivadavia, ya que sus padres no podían ayudarla económicamente. Raquel (como la llamaremos en adelante) trabaja desde los 24 años: primero como vendedora en una distribuidora de galletitas, luego planchó ropa por hora, cuidó niños, fue empleada en una zapatería, y se incorporó en una casa de fotografía editando. Ahora trabaja como pasante universitaria en una institución oficial procesando datos secundarios. En seis años transitó por seis trabajos distintos. En todos ellos su contrato fue informal o a plazo determinado. Si pudiéramos tipificar la posición social de la familia de donde proviene diríamos que se sitúa en la franja de obreros en su posición estructural pero con un estilo de vida y de consumo ligado a la clase media, ascendidos al abrigo del Estado de Bienestar, pero cuya calidad de vida en el nuevo escenario económico y social se ve deteriorada.

Es militante del Partido Obrero, escribe notas periodísticas y crónicas para distintas publicaciones de ese partido y realiza trabajo comunitario como parte de su militancia.

Se define como una apasionada, resistente al dolor y a los problemas. “El cine me apasiona, soy una persona muy marcada por la mirada. No he encontrado hasta ahora un trabajo donde pueda conjugar el ingreso necesario para subsistir y esta pasión. Me gusta investigar, me gusta la literatura y la poesía [...] Los trabajos que he tenido y el que tengo me sirven para solventarme económicamente, para disponer de dinero para moverme, para ayudar un poco a mi viejo. Intento de todas maneras en cada trabajo no traicionarme a cada momento, que el trabajo no me aplaste. Mientras los nenes que cuidaba dormían yo leía, cuando no entraba gente a los negocios trataba de escribir o leer, trato en fin, de extraer algo, ya sea conocimiento, amigos, a veces no extraes nada, es solamente un medio para obtener dinero para hacer las cosas que te gustan verdaderamente[...] además, hay mucha hipocresía en el trabajo, cuando mas cantidad de personas hay es peor”

Para ella, el trabajo y el placer están divorciados, aunque abriga la esperanza de poder insertarse en un lugar que le posibilite conjugar ambas facetas. Siente que de alguna manera, la verdadera Raquel es aquella que milita en el PO, que escribe para el partido, que sale con los amigos, que disfruta y critica cine no convencional, de alguna manera, vivir en un mundo neoliberal, donde las opciones se restringen y los horizontes se desdibujan, y donde el dinero es necesario para sobrevivir, implica traicionar a su yo, como si la Raquel que trabaja fuera otra, por un momento, escindida de la auténtica, el trabajo para Raquel no define su identidad.

“¿Quien soy? Soy una persona tratando de exprimir la vida a full. Soy una persona con vocación, (el cine) aunque las circunstancias externas hacen que no pueda desarrollarla plenamente. Soy ante todo la hija mayor, eso ha pesado en la mujer, en la compañera, en la amiga y en la militante. Eso pesa para que yo trabaje en cosas que me dejan poco, a nivel crecimiento, tratando de no cargar a mi viejo con los gastos que tienen que ver con mi persona”

Si Richard Sennett charlara con Raquel probablemente pronto encontraría huellas de lo que él denomina la nueva ética del capitalismo flexible, solo que con algunas distancias a la presente en Estados Unidos o Europa. Raquel muestra el desinterés y el desapego por el empleo y su utilidad como forma de subsistencia, en Argentina también está presente el lema “nada a largo plazo”, el deseo de un rendimiento rápido por parte del capital que hace que muchas de las estructuras institucionales ya no sean estables y que la figura del contrato a corto plazo o circunstancial esté presente en la mayoría de los ámbitos de trabajo. Raquel bien lo sabe. También en Argentina el vínculo en el trabajo se vuelve débil y efímero, los amigos y la familia son vínculos estables y fuertes, frente a la “hipocresía” del trabajo. La organización a corto plazo limita el surgimiento de la confianza y el compromiso con el trabajo, la flexibilización y el riesgo producen desconfianza y ansiedad, Raquel muestra facetas que se conectan con este planteo de Sennett.

Pero por sobre todas las cosas puede leerse en Raquel el desencanto con el trabajo, el divorcio entre esta instancia y el verdadero propósito de la vida, la prescindencia de este ámbito en la definición de la identidad, de la narrativa de la propia existencia, es algo anecdótico, casi intrascendente, que sirve instrumentalmente para sobrevivir. Podemos hablar de una desmitificación del concepto de trabajo, éste ha dejado de ser protagonista en la vida de muchos jóvenes, su sentido está siendo resignificado, o por lo menos no tiene la impronta de centralidad que la modernidad le había otorgado. [3]

Veamos ahora otro ejemplo, con coincidencias y divergencias respecto del anterior.

Fede

“No soy yo ¿entendés? Es otro el que va a trabajar, es solo por ayudar a mi vieja, pero yo no quiero eso para mí. Yo no aprendo nada de esa rutina.Voy, hago lo que me dicen, levanto la guita a fin de mes y se la doy a mi mamá[ ...] Me dicen lechuguita, en realidad ahora empezaron a respetarme, pero me tuve que bancar algunas gastadas.” (F. 23 años Straight Edge)

F.M. (Fede de ahora en adelante) es miembro de una subcultura urbana internacional denominada straight edge. Con él y los restantes miembros de la “crew” (como se autodenominan) estoy trabajando hace un par de años en una investigación para mi tesis de maestría. Fede abraza un estilo de vida definido, donde el vegetarianismo, la abstención del consumo de cualquier tipo de droga y de alcohol, el apoyo a los movimientos de liberación animal y la abstinencia de sexo ocasional son las características centrales. Hasta hace seis meses se sostenía vendiendo milanesas de soja, haciendo perforaciones y colocando aros en distintos lugares del cuerpo. Sus padres atravesaron una fuerte crisis y decidió conseguir un trabajo estable para poder ayudarlos. Como fue a una escuela técnica, aprovechó esos conocimientos y comenzó a trabajar en un taller que arregla bombas para equipos petroleros. La propia identidad straigth edge repudia las formas de trabajo organizado del capitalismo, promoviendo el trabajo comunitario o individual pero autogestionado y por fuera del mercado convencional. Su idea previa era poder tener una radio propia desde donde difundir el estilo de vida edge y la música que las distintas crew del mundo componen. “No soy yo ¿entendés? Es otro el que va a trabajar, es solo por ayudar a mi vieja, pero yo no quiero eso para mí. Yo no aprendo nada de esa rutina.Voy, hago lo que me dicen, levanto la guita a fin de mes y se la doy a mi mamá. Es solo por un tiempo, hasta que se estabilice la cosa en casa. Al principio me costó mucho, esto va en contra de todo lo que yo creo, pero tuve que hacerlo. Me consuela saber que es solo por un tiempo. Igual está bueno: cambiamos el auto y ahora puedo comprame discos, otra pilcha, siempre fiel a mi estilo pero como un poco mas desahogado. Igual es feo, es muy feo. Son todos muy carnívoros, al mediodía se hacen un bife o comen guisos con carne… yo saco mis ensaladas. Eso fue un problema. Me dicen lechuguita, en realidad ahora empezaron a respetarme, pero me tuve que bancar algunas gastadas.”

Fede trabaja en este taller, contratado con seguro social y aportes, incorporado directamente a la empresa y cobrando un muy buen sueldo. Sin embargo este espacio no tiene ningun punto preeminente en la narracion de su vida, es apenas un pestañeo en su historia. En algún sentido se parece al joven trabajador tribal metalero que Maristella Svampa entrevista en Identidades Astilladas [4] su definición identitaria se vincula con la subcultura juvenil, están borradas las huellas de pertenencias sociales u orígenes específicos de clase. El trabajo es objetivado desde una óptica individualista y con un rol netamente instrumental: obtener dinero para satisfacer necesidades de consumo. Su vida pasa por estar con los amigos, chatear, tocar en su banda, ir a recitales, hacer fanzines y promover el estilo de vida edge. Ese es el verdadero placer y el sentido de su existencia. A diferencia de Raquel, Fede no encuentra nada que pueda aprender del trabajo, ni nuevas experiencias, ni amigos, es, en todo caso, como visitar territorio enemigo cada día por la simple necesidad de ayudar económicamente a sus padres. Si este incidente no se hubiera dado en su vida no habría tomado esa opción. De hecho, su horizonte laboral previo se vinculaba absolutamente con llevar a cabo una actividad autogestionada (la radio) para promover el estilo de vida que él abraza.

Es este un caso particular, lo sé, pero no deja de ser un caso que representa por lo menos a alguna porción de nuestros jóvenes.

Las preguntas que van surgiendo tienen que ver con el futuro que el trabajo tendrá en nuestras sociedades ¿si es tan periférico en el mundo subjetivo de al menos algunos de nuestros jóvenes, cuáles serán en el futuro los ejes en torno a los cuáles se estructurarán sus narraciones de vida? ¿Cómo impactará esto en la organización de nuestra sociedad? Por supuesto que este cambio en las subjetividades se vincula con los cambios estructurales. Más aún en las regiones como la nuestra, periférica. Pero permítaseme recrear un último ejemplo.

Pedro

En un examen oral que estaba tomando el año pasado, un alumno bostezó largamente y ¡se quedó dormido! Asombrada, le toco el codo y le pregunto si se siente bien, entonces, rápidamente me pide disculpas y me explica que trabajaba en una panadería durante la noche y que ese día no se había acostado, para poder repasar para su examen. Indagando, descubro que Pedro, de 20 años, vive solo y para poder costear sus estudios universitarios trabajaba “de lo que salga”(sic). Hacía unos meses había “pegado ese laburo en la panadería” porque el “chabón que estaba ahí se había roto una rodilla y tenía como para cuatro o cinco meses de licencia”. También hacía changas como limpiar patios o pasear perros. Pedro es distinto a los dos anteriores casos: él cree que el estudio y el trabajo lo harán “progresar” en la vida. Abraza la ética del uso autodisciplinado del tiempo y valora la gratificación postergada [5] . ¿Cuál es su problema? No consigue trabajo estable. Esa esperanza la tiene signada para cuando promedie la finalización de sus estudios universitarios. ¿Qué lo conecta con los casos anteriores? Para él, los trabajos que actualmente desempeña son transitorios e intrascendentes, pero vive la angustia de que el escenario actual le ofrece pocas posibilidades efectivas de conseguir un trabajo definitivo. Se percibe en él la nostalgia por la estabilidad perdida, aquella que el viejo pero cercano modelo ofrecía, y que está encarnada por su familia: ambos padres tienen trabajos estables, con mucha antigüedad y jubilación próxima asegurada, sus hermanos mayores están integrados al mercado formal y perciben una buena remuneración por los mismos. Pedro encarna la angustia, la desorientación y la ansiedad que Sennett percibe en los nuevos trabajadores del primer mundo, con la diferencia de que la angustia a la que Sennett se refiere tiene que ver con la nueva ética del capitalismo flexible, donde los trabajadores cambian de trabajo y de lugar donde vivir porque corren detrás de una carrera o un empleo, al compás de los cambios flexibles del mercado. Para Pedro, como para mucho jóvenes en la Argentina y Latinoamérica, la ansiedad es más dramática: tiene que ver con la posibilidad de entrar o no al mercado laboral, con la posibilidad cada vez más palpable de navegar en empleos mal pagados e informales, sin ningún tipo de protección social. Tiene que ver con la posibilidad de planificar a largo plazo, de estructurar la narración de la vida, posibilidad cada vez más remota.

Ulrich Beck vaticina que el proceso de precarización y pauperización ya presente en Latinoamérica es el futuro de los países europeos: “Se está produciendo un cambio según el modelo de las “cabezas cambiadas”. Los denominados “países premodernos” con un elevado índice de trabajo informal y multiactivo, encarnan el futuro de los denominados “países posmodernos” del Occidente “duro”. Esto lo llamo con la expresión “brasileñización de Occidente”; [...] se está produciendo un eurocentrismo al revés”. [6] Raquel, Fede y Pedro serían para Beck, un ejemplo del futuro hoy de Occidente.

Notas

[1] Hopenhayn, Martín Repensar el trabajo- Historia, profusión y perspectivas de un concepto, Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2001, pag 237. [volver]
[2] Ibídem, pag 238. [volver]
[3] Martín Hopenhayn, en Repensar el trabajo- Historia, profusión y perspectivas de un concepto, cita a Dominique Méda, quien en su obra El trabajo: un valor en peligro de extinción, plantea una propuesta que resume la era del fin del trabajo, poniendo en el centro de la discusión la significación que se le da al mismo, reubicándolo como producto histórico. Para él, el trabajo ya no lleva a los caminos de sociabilidad, utilidad social e integración en el actual escenario. Debe desencantarse el trabajo, descargarlo de las excesivas esperanzas que le fueron confiadas y pasar a considerarlo tal como es, esto exigiría un cambio radical de las representaciones. “El ideal autónomo e integrado del sujeto moderno puede perfectamente pasar por otras actividades, más aún si se estrechan las opciones de empleo y se amplía el campo del entretenimiento, la comunicación y la vida fuera del ámbito estrictamente productivo.” Grupo editorial Norma, Buenos Aires, 2002, pag.239. [volver]
[4] Svampa, Maristella editora Desde Abajo. Las transformaciones de las identidades sociales, Biblos, Buenos Aires, 2000. [volver]
[5] Sennett, Richard La corrosión del carácter-Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, Anagrama, colección argumentos, Barcelona, 2000. [volver]
[6] Beck, Ulrich Un nuevo mundo feliz La precariedad del trabajo en la era de la globalización, Paidós Estado y Sociedad, Buenos Aires, 2000, 104. [volver]

Licencia Creative Commons
Este contenido, a excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution 4.0 International Licencia.