Sobre los “usos” de Fanon

En los últimos años han aparecido varios textos que invocan a Fanon en sus títulos. Esa invocación no necesariamente implica que los estudios que esos textos contienen se refieran estrictamente a un análisis cuasi interno de la escritura de Fanon. [1] ¿Cuál es un posible significado de este “uso” de Fanon? La respuesta depende casi siempre de una serie de consideraciones vinculadas a geografías intelectuales y épocas. Sin embargo, lo que resulta particularmente interesante de la pregunta por los “usos” de Fanon es que incluir su nombre en un título implica un punto de partida desde el cual se pueden discutir cuestiones vinculadas a identidades, a discursos de la nación, a perspectivas de género, a encrucijadas teóricas, etc. En ese sentido entonces, la presencia de Fanon es una invitación a tensar diferentes regiones del saber sin ser necesariamente fieles a un supuesto Fanon central, productor de autoridad autorial.

Los “usos” de Fanon en esos trabajos revelan más esfuerzos por la disidencia que por el acuerdo y se dirigen, en muchos casos, al exterior del espacio escriturario fanoniano. Lo que hace posible este procedimiento es el carácter ambivalente de su propia escritura, un problema que recorreremos aquí exhaustivamente. Mi “uso” en este estudio es, podríamos decir, de la misma naturaleza. Un uso vinculado a problemas tales como la figura del sujeto pensada en el espacio histórico de su posible redención, la figura de la alienación como proceso que no permite, debido a su trama, pensar sujetos fuera de la historicidad, la historicidad misma de ese sujeto, y los escenarios de la imaginación cultural frente al problema del confinamiento y la apertura. Problemas y preguntas que exceden los contextos más definidos de su escritura (exceden no quiere decir superan).

Sin embargo, a pesar de este “exceso”, la escritura de Fanon en conjunto (en especial sus dos ensayos más importantes, Piel negra, máscaras blancas y Los condenados de la tierra) sigue siendo el centro de una fuerte interpelación al colonialismo, el lugar de una voz dura, poderosa, encarnada en la urgencia política y moral y en el proyecto cultural y político. Éste es un momento constitutivo de sus textos. No cabe duda alguna al respecto.

Es precisamente en la encrucijada que forman ese momento y las figuras de la diferencia histórica y política que se despliegan en la trama de sus textos lo que hace de su escritura un lugar peculiar.

En términos analíticos es perfectamente distinguible aquel Fanon histórico de aquel Fanon autor. Aunque no es mi intención discutir la función autor, la peculiaridad de la escritura de Fanon se halla precisamente en el vínculo entre el discurso que impugna al régimen colonial y el rastro biográfico en el que se dispone, en particular Piel negra, máscaras blancas. Es en esa encrucijada, como dije más arriba, que podemos preguntar por el sujeto, la historicidad, las identidades, la poética y la política de su escritura.

Leer a Fanon es someterse a la dislocación que produce un pensamiento, como dice Homi Bhabha, “auténticamente radical” que proyecta una “oscuridad incierta” (“Interrogating Identity…”, p. 40).[2] Experimentar dicha dislocación es experimentar la clave extensa de la historicidad que en Fanon se resiste a consagrarse a las anotaciones con letra mayúscula de palabras como “historia”, “identidad”, “raza”, “revolución”, entre otras.

Pero la pregunta no dicha persiste: ¿por qué Fanon y no otros? Las respuestas a esta pregunta pueden ser bibliografías completas que asuman diversas direcciones. Aquí recurriremos a esas bibliografías. Sin embargo, la razón más importante no es sustractiva, o aditiva para el caso. No se trata de una escritura que trata temas que otras no, aunque hay algo de ello.

La razón de elegir a Fanon y a su escritura para una heterología textual, política y cultural, y para pensar en el rencuentro con la teoría en clave de sus capacidades de dislocar nuestras más firmes positividades, se encuentra en el hecho inconmensurable, en términos de valor, de su pensamiento radical que pone en el límite de su revelación (la revolución) una dimensión más aguda, cataclísmica, inesperada, plena de incertidumbres (la cultura nacional) de la que no se podrá salir sino al precio de renunciar a Fanon.

Extraído de la Introducción de Franz Fanon: política y poética del sujeto poscolonial

Notas

[1] Esta opinión es compartida por los responsables de la compilación de trabajos sobre Frantz Fanon titulada Fanon: A Critical Reader. Lewis Gordon, T. Denean Sharpley-Whiting y Renée T. White en el ensayo introductorio a esta compilación sugieren que la presencia del nombre de Fanon en los trabajos, de lo que ellos llaman la quinta etapa en los estudios sobre Fanon, indica que sus textos pueden servir para una reflexión ampliada sobre la literatura africana, la filosofía de las ciencias humanas y las fenomenologías de la experiencia. Digamos que los ensayos del volumen trabajan, como los señalan sus presentadores, dentro de las preferencias de Fanon por el pensamiento libre (7). Aunque más adelante discutiré brevemente esta perspectiva de las etapas, la idea de un uso de Fanon que siempre sirve para ir “más allá” está presente en textos de otras tradiciones, por ejemplo, en un libro que los participantes de esta compilación casi abominan: The Fact of Blackness, editado por Alan Read. En particular el ensayo de Homi Bhabha “Day by Day… with Frantz Fanon” y el de Stuart Hall “The After-life of Frantz Fanon: Why Fanon? Why Now? Why Black Skin, White Masks?” Hall, retoma la idea de que una lectura es siempre un nuevo texto para señalar que la lucha por “colonizar el trabajo de Fanon es un proceso en marcha desde el momento de su muerte, y la identificación de la escritura de Fanon en términos de sus “temas marxistas” en los años sesenta y setenta fue, en sí misma, ya el producto de una re-lectura” (15-16). El giro existencialista que adoptan los trabajos de Gordon, por ejemplo, y que organizan las preferencias teóricas y filosóficas de Fanon: A Critical Reader puede ser visto bajo la misma perspectiva. En mi trabajo intento no generar ese hiato a partir del cual las responsabilidades teóricas y políticas se distribuyen según las proveniencias teórico políticas, ya sea del marxismo, postestructuralismo, crítica poscolonial, fenomenología existencial, etc. No obstante, me extiendo con la organización de los temas fanonianos en las dos décadas posteriores a su muerte y, en ese punto, mi lectura podría decirse que también separa y distingue preferencias. Pero no sostengo la creencia extendida de ciertos diálogos imposibles y de ciertas acusaciones casi banales. A saber, aquellas que se hacen entre sí muchos lectores de Fanon de no respetar y tergiversar sus textos. Pienso aquí en el reproche a Bhabha por tratar de crear un Fanon para su proyecto teórico, el reproche de Robinson a quienes desvían a Fanon de la ruta de las lecturas revolucionarias, un reproche dirigido a los intelectuales cercanos a la crítica poscolonial aunque dentro de la misma las diferencias sean marcadas. Sí sostengo, de todos modos, que hay una deuda no saldada de gran parte de los lectores de Fanon con el análisis de la presencia de los textos de Sartre en su escritura.[volver]

[2] Existe una traducción reciente del libro de Homi K. Bhabha que contiene este ensayo, The Location of Cultura, publicada por Ediciones Manantial en Buenos Aires en 2002 con el título El lugar de la cultura. El traductor de dicha edición es César Aira. En este estudio utilicé la edición en inglés por la simple razón de que no había aparecido aún la traducción al español. Por esa razón conservé las referencias de la edición de Routledge. Con respecto a la traducción de Aira, es muy buena y es recomendable su lectura. Sólo tengo algunas consideraciones referidas a la traducción del poema de Guillermo Gómez Peña, página 23. Aira escribe todo el poema en español señalando qué partes estaban en español en el original pero, es precisamente el hecho del bilingüismo del poema, o la lengua fronteriza que lo compone, lo que le otorga su valor estético cultural. Tal vez la mejor opción hubiera sido conservarlo tal cual está en el original.[volver]

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