Resumen

En este artículo se analiza el modo en que fue representada la segunda invasión angloamericana a Irak en el diario argentino La Nación. Más específicamente, la atención está puesta en las estrategias argumentativas (agentivización, naturalización, metaforización, apelación a valores universales, etc.) desplegadas por el diario con el fin de legitimar el ataque de la coalición.

El estudio se inscribe en los estudios críticos del discurso, en tanto vincula los textos analizados con las funciones ideológicas que estos cumplen.

La metodología es cualitativa y el corpus central está constituido por los editoriales que el diario publicó desde el 1de marzo hasta el 13 de abril de 2003.

1. Presentación

En este artículo se analiza el modo en que fue representada la segunda invasión angloamericana a Irak en el diario La Nación. Se considera que este tema puede propiciar un abordaje interesante para las relaciones ideológicas implicadas en el proceso de globalización, ya que la guerra actuó como un reactivo que encendió dos visiones de la realidad: la pronorteamericana y la antinorteamericana. Desde hace más de medio siglo, ambas actúan como ordenadoras de las identidades políticas argentinas.

Planteado en estos términos, el objeto de estudio se inscribe en un sistema de relaciones dialécticas que vinculan lo global y lo local. Como instancia de mediación entre ambos niveles, la prensa desempeña un papel fundamental, al difundir acontecimientos que interpelan a sectores definidos de la sociedad.

El enfoque general de este trabajo corresponde a los denominados estudios críticos del discurso, en tanto intenta correlacionar los textos analizados con las funciones ideológicas que estos cumplen. La metodología es cualitativa y está aplicada al estudio de un caso seleccionado por criterios teóricos.

Las conclusiones no pretenden agotar el tema sino realizar aportes al estudio de una cuestión que es tomada como referencia para el posicionamiento de los diferentes actores políticos en Argentina (aunque se puede especular que, con variaciones, algo similar ocurre en otros países -tal vez en la mayoría): el alineamiento con Estados Unidos.

2. Fundamentos teóricos

2.1. Estado del área

Los estudios críticos del discurso[1] asumen que el lenguaje es, entre muchas cosas, un instrumento de poder. Visto desde este punto de vista, lo que resalta es su capacidad de persuasión. Esto es, su capacidad para imponer (o, mejor dicho, fomentar la internalización de) representaciones de la realidad que favorezcan los intereses de grupos sociales específicos. En el caso de la representación de una guerra, se pueden buscar los sesgos ideológicos que atraviesan el discurso de los diversos locutores en relación a las evaluaciones implícitas o explícitas que efectúan para condenar o justificar el conflicto, la posición ante cada una de las partes involucradas, el tipo de compromiso que solicitan a los destinatarios, etc.

Sin embargo, dada la importancia que muchos intelectuales y cientistas sociales otorgaron a la primera invasión de Estados Unidos a Irak, en 1991, esta fue objeto de numerosos análisis dentro de esta línea crítica y también fuera de ella. Quizá uno de los ejemplos más sobresalientes del primer tipo de estudio sea el capítulo dedicado a la Guerra del Golfo por Hodge y Kress en Language as ideology (1993), en donde se da una precisa caracterización del discurso maniqueísta y demonizante del gobierno norteamericano (y de la prensa que apoyó la invasión), cuyos rasgos fueron retomados y ampliados por otros lingüistas en varios trabajos posteriores. Dentro de la línea de investigadores que no centran (principalmente) su atención en la función del lenguaje como instrumento de dominación, se destacó el ensayo de G. Lakoff “Metaphor and War” (1991), quien puso de manifiesto las metáforas sobre las que se erigió el discurso belicista de Estados Unidos. Recientemente, Lakoff difundió otros trabajos a partir de la segunda invasión a Irak, entre los que se destaca “Metaphor and War, again” (2003).

El análisis del discurso del gobierno norteamericano en 1991 dejó al descubierto el uso de la demonización del enemigo (Hussein es presentado bien como Hitler o bien como un loco con demasiado poder de destrucción) y el empleo de metáforas y ciertos eufemismos con el fin de evitar las referencias directas a las muertes causadas por el ejército norteamericano (por ejemplo, en vez de hablarse de “matar” se hablaba de “suprimir”, “neutralizar” o “decapitar”). Como se verá aquí, en esta última oportunidad el discurso norteamericano repite las mismas estrategias discursivas, lo que resulta en algún sentido frustrante, ya que parecieran no haberle hecho mella las duras críticas lanzadas desde distintas partes del mundo durante la década del ’90.

Todos los trabajos que, en las últimas décadas, han estudiado este y otros conflictos bélicos, centraron su atención principalmente en el léxico, nivel donde quizá con mayor evidencia se manifiesta la ideología. Lo esencial para este estudio es el supuesto de que las palabras -puestas en mensaje- adquieren un valor ideológico en tanto expresan representaciones sectoriales de la realidad. Estos valores pueden estar orientados a despertar simpatías (van Dijk, 1991; Hodge y Kress, 1993; Martín Rojo, 1995) o a generar temor (Pardo, 2000). Por supuesto, ambas orientaciones no son excluyentes entre sí.

2.2. Globalización e imperialismo

En términos generales, se asume aquí que la denominada “globalización” es una etapa de la Modernidad caracterizada, por un lado, por el reforzamiento de redes interestatales en los ámbitos político, económico, militar y cultural, y, por otro, por la eclosión de identidades locales, principalmente en los ámbitos político y cultural. Entre ambos niveles hay una relación dialéctica: desde lo global, se desarrollan procesos que impactan en la vida cotidiana de los sujetos e influyen en la permanente reformulación de sus identidades sociales; a la vez que, desde lo local, los grupos asumen posiciones relativas de acuerdo a criterios de evaluación de los procesos globales.

A fin de representar el modo en que los vínculos entre estos dos niveles atraviesan la totalidad social, se reproduce aquí un esquema utilizado en trabajos anteriores (Sayago, 2000, 2001):[2]

Este esquema refleja la coexistencia dinámica de instancias diferenciadas por su grado de complejidad.[3] Vale aclarar que los procesos descendentes no son solamente regulativos ni los ascendentes, solamente constitutivos. Las normas y valores para la interacción en los niveles inferiores (comunales: N, N+1 y N+2) tienden a ser percibidos como “naturales” por los sujetos y pueden otorgar o quitar legitimidad a las formas organizacionales más complejas, modificándolas. Sin embargo, en ocasiones, estas normas y valores son impuestos desde los niveles superiores (por ejemplo, por el Estado a través del sistema educativo).[4]

En el caso de la sociedad argentina, las visiones pro y antinorteamericana atraviesan los niveles comunales, societales y políticos, constituyéndose en criterios para la diferenciación de posiciones en cada uno. Esta situación puede ser explicada haciendo referencia a dos factores, uno histórico-político y otro sociológico-político.

De acuerdo al primero de ellos, las relaciones entre Argentina y Estados Unidos se volvieron políticamente más significativas en las primeras décadas del siglo veinte, a medida que esta última nación fue incrementando su poder económico a nivel mundial. A fines de la década del ’50 ya había reemplazado a Gran Bretaña en el rol de socio de la oligarquía nacional y actuaba como inversor, acreedor y sostén diplomático de gobiernos de dudosa legitimidad, cuando no de nula, como en el caso de las dictaduras militares.

Luego del derrocamiento de Perón, los diferentes gobiernos civiles y militares se alinearon con Estados Unidos, incrementado el monto adeudado a este país y fomentando la radicación de sus empresas mediante grandes facilidades, muchas de las cuales fueron en detrimento de los intereses de la Argentina.

En la última parte del siglo pasado se destacan tres hechos que reforzaron esta oposición:

  • el apoyo que Estados Unidos dio especialmente a la última dictadura militar (la que, además de ser la más sangrienta fue la que más endeudó al país),
  • el papel que desempeñó en la Guerra de Malvinas como aliado de Gran Bretaña, en 1982, y
  • la fuerte subordinación al gobierno norteamericano experimentada por el Estado argentino durante los dos mandatos de Menem, de 1989 hasta 1999 (simbolizada a través de la frase “relaciones carnales” del Canciller Di Tella).

Los vínculos interestatales entre ambas naciones fueron objeto de diversas evaluaciones en los niveles inferiores de la organización social, las que pueden ser resumidas en dos posturas todavía vigentes: la que afirma que este tipo de vínculo con Norteamérica es conveniente para el país y la que afirma lo contrario. La primera postura es reivindicada por los grupos tradicionalmente ubicados hacia la derecha del espectro político (conservadores y liberales), mientras que la segunda postura es defendida por los grupos ubicados hacia la izquierda (comunistas, socialistas, socialdemócratas, etc.).

Como se adelantó, también hay un factor sociológico-político que permite explicar esta situación. Se trata de la construcción de las identidades sociales a través de la oposición. Los grupos se constituyen a sí mismos en tanto pueden distinguirse de otros grupos a partir de diferencias sobre cuestiones tales como la adhesión a valores, la posesión de bienes materiales o simbólicos, la búsqueda de objetivos específicos, etc. Dada la relación de fuerzas en el campo político, la necesidad de romper o, al menos, reformular las relaciones con Estados Unidos y los organismos financieros que maneja (sobre todo, el FMI y el Banco Mundial) es reivindicada por muchos grupos que no tienen el poder del Estado.

Estas diferencias se expresan en el plano discursivo. Mientras unos hablan de convertir el país en una “nación en vía de desarrollo para que pueda integrarse al Primer Mundo”, los otros hablan de “acabar con el imperialismo de las grandes potencias (principalmente, de Norteamérica) para dejar de ser una colonia”. Mientras unos defienden la actividad privada con una regulación flexible por parte del Estado, los otros asocian el control estatal de ciertas empresas con la soberanía nacional.

Como era de esperar, cuando George W. Bush anunció que iba a atacar Irak para derrocar a Saddam Husseim y desactivar las armas de destrucción masiva que (supuestamente) este tenía, las visiones pro y antinorteamericana percibieron el pronunciamiento de modos distintos. Una justificaba la necesidad de la guerra a partir de la dicotomía libertad/terrorismo (mientras la alianza angloamericana defendía y representaba la paz y libertad, el régimen iraquí encabezado por Husseim representaba la opresión y el terrorismo). La otra veía este conflicto como una nueva acción imperialista llevada a cabo por Estados Unidos para adueñarse de un botín, el petróleo de Irak.

Antes de seguir, conviene hacer una breve contextualización histórica de la guerra.

2.3. Las dos invasiones norteamericanas a Irak

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos dio apoyo político y armamentístico a Saddam Husseim, en su enfrenamiento con Irán.[5] Desde el inicio, el gobierno de Husseim fue una dictadura que instauró y mantuvo su poder sobre la base de la violencia simbólica y física. Prohibió manifestaciones culturales a diferentes grupos socioculturales (incluso de grupos mayoritarios), persiguió a sus detractores y, con armas químicas suministradas por Estados Unidos y Gran Bretaña, masacró a los kurdos. Sin embargo, hasta fines de los ’80, ninguna de las grandes potencias denunciaba en la ONU la flagrante violación a los derechos humanos cometida en Irak ni se presentaba a Husseim como una amenaza para Occidente.

En el año ’91 todo cambió. La Unión Soviética ya no existía y Estados Unidos era la principal potencia a nivel mundial. Irán ya no constituía un peligro y, por lo tanto, no era necesario seguir considerando a Husseim como un aliado. Por esa razón, cuando este dictador invadió Kuwait, no contó con el apoyo norteamericano. Al contrario, el entonces presidente George Bush declaró la guerra a su ex-aliado, en defensa del país invadido.

Estados Unidos lideró la coalición que, con aval de la ONU, derrotó en unas pocas semanas al ejército iraquí. Desde entonces, el gobierno de Husseim tuvo que aceptar la presencia periódica de inspecciones de la ONU con el fin de que se controlara su poder armamentístico.

Si bien el discurso oficial norteamericano señalaba la defensa de la libertad como el motivo de la guerra, los politólogos y la prensa crítica afirmaban que se trataba en realidad del deseo de controlar una zona rica en petróleo. En Argentina, estas dos versiones del conflicto se correspondían con las dos visiones ya apuntadas.

A partir del atentado contra las Torres Gemelas del septiembre de 2001, el gobierno de George W. Bush se embarcó en la denominada “guerra preventiva” contra un terrorismo que ve principalmente en países musulmanes. En el marco de esta política de “defensa”, decidió atacar nuevamente a Irak, acusando a Husseim de poseer armas de destrucción masiva y apoyar a Al Qaeda, la organización que realizó el atentado. Mientras la comisión de la ONU encargada de inspeccionar las armas estaba instalada en Irak presentaba informes positivos acerca de la colaboración del Irak, Bush dio un ultimátum exigiendo que el dictador y su familia dejaran el gobierno y se exiliaran. La respuesta fue negativa y Estados Unidos, acompañado por Gran Bretaña y, en un segundo plano, por España, inició la guerra. Sin embargo, una vez finalizada, ninguna de las dos acusaciones que la justificaban pudo ser probada.

3. Precisiones metodológicas

De acuerdo con el modelo de organización social esbozado más arriba, las dos declaraciones de guerra de Estados Unidos tuvieron como emisores a George Bush y a su hijo, respectivamente. Ambas constituyen eventos comunicativos (situados naturalmente en el Nivel N) investidos de normas, valores y posibilidades de acción propias de la instancia de relaciones interestatales a nivel global (Nivel N+7). Tanto estos eventos como las acciones diplomáticas y militares que desencadenaron fueron transmitidos al interior de las distintas naciones por los medios de comunicación.

Aquí se denominará al conjunto de representaciones y posibilidades de significación de los medios de comunicación campo discursivo de la prensa, haciendo especial referencia a la producción y puesta en circulación de hechos noticiables, noticias, crónicas y análisis derivados (editoriales, cartas abiertas, artículos de opinión, etc.). A partir de acontecimientos como el de la guerra a Irak, el campo discursivo de la prensa argentina puede ser organizado según las posturas pro y antinorteamericana.

En este trabajo se analizará el tratamiento del último conflicto realizado por el diario La Nación. Se seleccionó este medio porque, al menos en este asunto particular, intenta ocupar una posición equilibrada entra ambas visiones. Si se adopta una imagen del campo con límites y centro, a fin de ilustrar las posiciones de los diarios más importantes, se puede situar a Infobae en el límite pronorteamericano a Página 12 más cerca del límite antinorteamericano y a La Nación en el centro.

El diario analizado es concebido como una instancia emisora compleja (Kerbrat-Orecchioni, 1980), en tanto incluye diferentes voces (la de la editorial, los columnistas, los periodistas que realizan notas e investigaciones, las agencias de noticias, los entrevistados, los lectores que envían cartas, las empresas que publicitan, la propaganda oficial del gobierno, etc.). Gran parte de la complejidad del discurso de la prensa, en términos generales, reside en su naturaleza polifónica.

El estudio es cualitativo y consiste en el reconocimiento e interpretación de las estrategias argumentativas [6] utilizadas para la representación del escenario internacional en el que tiene lugar la guerra contra Irak.
El corpus está constituido por la totalidad de los textos que tratan el tema de la guerra, publicados en el sumario de la versión electrónica de las ediciones anteriores del diario, desde el 1º de marzo hasta el 13 de abril. [7] En total son 188 textos, discriminados en las siguientes categorías:

1) editoriales: 14;

2) columnas, artículos de opinión, cartas: 15;

3) crónicas y noticias de guerra o de hechos relacionados con la guerra: 156;

4) entrevistas: 3.

4. Análisis

4.1. El tratamiento global

Antes de analizar las editoriales es conveniente caracterizar brevemente el tratamiento global que el conflicto recibe a través de las secciones restantes, ya que son estas las que construyen el contexto discursivo en el que el diario inscribe su voz.

Columnas, artículos de opinión, cartas

Estos textos se pueden dividir en dos grupos, según la localización del autor. Los textos escritos por locutores extranjeros (The New York Times, Kofi Annan, Jimmy Carter, Bill Clinton) fijan una postura explícita en contra de la invasión norteamericana. Los textos escritos por locutores nacionales (Mariano Grondona y Marcos Victorica) lamentan que se haya desatado la guerra, pero, en vez de cuestionar la posición de Estados Unidos, tratan de analizar objetivamente la situación, señalando las diferentes posibilidades que se abrirían para Argentina. Mientras los primeros manifiestan una actitud condenatoria, los segundos manifiestan una actitud posibilista, orientada principalmente a señalar las ventajas que traería al país un alineamiento con el gobierno norteamericano.

Crónicas y noticias de guerra

Esta sección es la que se presenta como la más objetiva de todas, ya que, típicamente, consiste en la descripción y narración de hechos. Aquí también se pueden distinguir dos grupos: uno, conformado por los textos de las agencias de noticias norteamericanas y europeas y de los corresponsales de La Nación en Estados Unidos, y otro, constituido por los textos de las enviadas especiales del diario. Ambos se enmarcan dentro de una visión occidental de la guerra. Mientras las agencias noticiosas producen textos desde Irak, los corresponsales norteamericanos presentaban las acciones estratégico-políticas, diplomáticas y discursivas del gobierno de Bush. Las enviadas de La Nación (en especial, E. Piqué, ya que la otra llegó cuando la guerra estaba terminando) toman la perspectiva del ejército invasor: describen los sucesos detrás del frente armado anglo-americano, en un movimiento que va desde Kuwait hasta Bagdad.

Entrevistas

El tema de la guerra también es tratado (como un tema secundario) en algunas entrevistas de la sección de Cultura del diario. Allí tres importantes figuras de la literatura latinoamericana (Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Alfredo Bryce Echenique) realizan fuertes pronunciamientos en contra de la guerra y de la posición norteamericana.

En resumen, a través de estos diferentes tipos de textos, el diario va construyendo una representación discursiva de la guerra. Esta es presentada desde una visión occidental, muy apegada a versión de la guerra que da el gobierno norteamericano. Las críticas a la invasión son realizadas a) por prominentes locutores de la sociedad norteamericana (un diario, dos expresidentes) y por uno de los representantes de la ONU (Kofi Annan); b) por locutores provenientes del campo de la cultura.

Los locutores del diario a cargo de las columnas de opinión son quienes introducen un sesgo positivo en la representación de la guerra, al evaluar sus posibles ventajas políticas y económicas.

4.2. El tratamiento editorial

A continuación, se analizará el tratamiento editorial de la guerra. Para tal fin, se hará un registro de las estrategias argumentativas más importantes orientadas a la construcción de la representación discursiva de este conflicto. Primero, se centrará el análisis en los dos primeros editoriales, que son los que establecen las bases retórico-ideológicas de dicha representación. Luego, se demostrará cómo los restantes editoriales respetan y refuerzan las bases establecidas.

Editorial 1: “El valor supremo de la paz” (14/3)

Desde el inicio de este editorial, se advierte el esfuerzo por no culpar directamente a Estados Unidos por la guerra y la incómoda situación de la ONU, al quedar desairada por la decisión unilateral de la coalición angloamericana. Obsérvese el primer párrafo:

La prolongada y todavía irresuelta situación de conflicto entre los Estados Unidos y el gobierno de Saddam Hussein no sólo entraña la inminencia de una guerra incierta: también se insinúa como una amenaza corrosiva para el futuro de las organizaciones internacionales y de tantos acuerdos que se formalizaron en el mundo con la esperanza de preservar la concordia entre los Estados, las etnias y los intereses contrapuestos.

Se puede reconocer una agentivización de un estado de cosas:[8]

Sujeto (actor) Predicación
la situación de conflicto entre los Estados Unidos y el gobierno de Saddam Husseim entraña la inminencia de una guerra
se insinúa como una amenaza corrosiva para el futuro de las organizaciones internacionales, etc.

El diario (La Nación, personificada en la voz de la Editorial) no dice que es Estados Unidos quien propicia la guerra y pone en jaque el futuro de la organizaciones internacionales, sino que es una situación dada quien lo hace. A la vez, define el conflicto como el enfrentamiento entre un país y un gobierno. La única persona nombrada es el presidente de Irak.

Esta estrategia lingüística obstruye el señalamiento de intenciones en los agentes responsables de las acciones, ya que, a diferencia de los seres humanos, las situaciones carecen de voluntad, objetivos, planes de acción, etc. Por esta razón, no resulta extraño el modo en que se formula la caracterización de las situaciones (“entraña” y “se insinúa como”). Como se verá más adelante, se trata de un recurso de naturalización.

En el segundo párrafo, las estrategias son similares:

El largo tironeo que la cuestión ha suscitado entre Washington y varios integrantes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está desembocando en un enfrentamiento que podría atentar contra el prestigio de la entidad mundial…

Se afirma que es el “largo tironeo” lo que atenta contra el prestigio de la ONU, no la política internacional norteamericana. Al mismo tiempo, el “tironeo” es protagonizado por un gobierno designado a través del nombre de la ciudad donde reside (Washington) y un grupo de un consejo de la ONU. Es decir, se construye un escenario en el que una totalidad (gobierno/ciudad) se opone a un grupo de personas. En el mismo párrafo se afirma que la incómoda situación de la ONU fue producida por la “intemperancia de algunos gobiernos”. El plural indica que los responsables son al menos dos. El uso del sustantivo “intemperancia” implica que el conflicto no forma parte de un plan racional para lograr un objetivo estratégico, sino que es producto de un estado de ánimos alterados. Se da una explicación afectiva o emotiva del conflicto.

Además del cuidado puesto en no señalar a Estados Unidos como el principal responsable del conflicto, en estos párrafos iniciales se puede advertir la presentación de una realidad naturalizada, constituida por procesos que se desencadenan solos, sin responsabilidad de algún agente humano: un tironeo desemboca en un enfrentamiento (se describe un proceso humano como si se tratara de un accidente hídrico).

La abundancia de recursos mitigadores (verbo modal potencial “podría”, frases modalizadoras como “se insinúa como” y “no es exagerado afirmar que”) [9] debilita el tono dramático del texto, dando como resultado un estilo que podría ser denominado alarmismo moderado. [10]

Estos dos párrafos están orientados hacia la explicación. El párrafo siguiente tiene una orientación ética. Ya no se explica lo que pasa, se señala lo que debe hacerse. El diario toma posición a favor de la paz pero no menciona explícitamente al actor que atenta contra ella:

Ante todo, se impone la obligación de seguir defendiendo la paz, de impedir el sacrificio de los pueblos y de reconstruir los caminos de la racionalidad y el diálogo allí donde hoy imperan la intolerancia o la pasión descontrolada.

La acción de “defender” algo implica que alguien está atacando o puede atacar ese algo. Si bien se podría haber señalado a la persona o al grupo dio inicio a la guerra, la Editorial no lo hace.

En el párrafo siguiente, se repite la estrategia de sustancializar las circunstancias:

Sería deplorable que las actuales fricciones -por fuerza, transitorias- que genera el conflicto con Irak causaran un perjuicio irreversible a la estructura de la ONU…

Son las “fricciones” (generadas por un “conflicto”) las que pueden causar un perjuicio a la ONU.

Editorial 2: “Una tensa y angustiosa vigilia” (19/3)

Luego del ultimátum dado por Bush, el diario comienza el editorial diciendo:

El plazo de 48 horas que el presidente George Bush le ha fijado a Saddam Hussein para dejar el poder en otras manos se ha convertido ya, como era de imaginar, en una vigilia tensa y angustiosa. La humanidad vive las vísperas de la guerra como una lenta y pesada agonía, mientras se van desvaneciendo en el horizonte las últimas esperanzas de preservar la paz.

En primer lugar, se dice que alguien 1 le fijó un plazo a alguien 2 para que haga algo. Dadas las circunstancias históricas presupuestas, el significado connotado por el verbo “fijar” es demasiado amplio, ya que no implica necesariamente una asimetría de poder y la amenaza de una sanción. El verbo más adecuado hubiera sido “imponer”. En segundo lugar, a uno de los actores se otorga la designación “presidente” y al otro no. Esto, por supuesto, marca una diferencia de estatus entre uno y otro, ya que, dentro de los marcos legales de cada país, los dos puedan ser designados del mismo modo.

Otro rasgo del estilo es la metaforización de la guerra. En el segundo párrafo se dice “el idioma que prevalecerá será el de las armas”; en el tercero, “la maquinaria bélica”; en el cuarto, “instancias de violencia y destrucción”. Las tres citas tienen en común la ausencia de agente. Entendida como idioma, la guerra iguala, ya que se trata de un bien compartido por todo hablante; entendida como maquinaria, la guerra es un mecanismo artificial y autónomo; entendida como instancia de violencia y destrucción, la guerra es apenas una circunstancia, un estado de cosas.

La ausencia de un agente (que puede ser solamente humano) es lo que da coherencia a estas metáforas. Siguiendo a Lakoff y Johnson (1980), la relación entre estas tres se puede esquematizar reponiendo la metáfora básica la guerra es inhumana:

Este sistema de metáforas permite hablar de la guerra sin buscar responsables humanos. De algún modo, se trata de un ente que sigue leyes propias, de algo que se activa solo.

Más adelante, el diario presenta una realidad estática, sin señalar cuáles son las causas que la provocaron:

Las palabras de Bush disiparon toda duda: la suerte está echada y sólo un gesto extremo del dictador iraquí -difícil de imaginar en el actual contexto- podría evitar, a estas alturas, el comienzo de la guerra. Se agotó el tiempo de las negociaciones y ya casi no queda margen político para desactivar la maquinaria bélica.

El carácter estático de la realidad es construido a partir de expresiones como “la suerte está echada”, “Se agotó el tiempo de las negociaciones” y “ya casi no queda margen político para desactivar la maquinaria bélica”.

También se califica como “dictador iraquí” a Husseim y se lo responsabiliza indirectamente de la guerra: solo él tiene el poder de evitarla.

Por último, se utiliza la forma impersonal “se agotó el tiempo de las negociaciones”, con lo que se borra la existencia de un agente. En otras palabras, el tiempo se habría agotado solo. Teniendo en cuenta que alguien dio un ultimátum, lo más adecuado hubiera sido señalar a ese agente como el responsable de haber impuesto un límite al “tiempo de las negociaciones”.

A continuación, se realiza una nueva interpelación ética:

Corresponde lamentar especialmente que los gobiernos en conflicto no hayan acatado las sucesivas decisiones y recomendaciones del Consejo de Seguridad de la…

Esta frase afirma que “los gobiernos en conflicto” desobedecieron al Consejo de Seguridad de la ONU, implicando que se trata al menos del norteamericano y del iraquí, ya que son los únicos nombrados hasta ahora). En realidad, fue el gobierno de Estados Unidos el que desoyó los informes de este consejo.

La interpelación ética está asociada al tópico de la importancia de la ONU:

La desobediencia al máximo organismo de la ONU crea un precedente que podría tener nocivas consecuencias…

En esta frase podemos reconocer otra nominalización (desobediencia) incluida en el estilo que anteriormente se denominó alarmismo moderado: “podría tener nocivas consecuencias”. Si la desobediencia llevó a la guerra, ¿no produjo ya “nocivas consecuencias”? La Editorial afirma que hay países que influyen en Europa oriental y en el Lejano Oriente que amenazan la paz. Estados Unidos, no representa una amenaza.

Más adelante la Editorial dice:

Toda guerra es un grave retroceso humano, social y cultural. Es lamentable que se haya llegado a este punto de casi imposible retorno.

La interpelación ética incluye un axioma: “Toda guerra es un grave retroceso humano, social y cultural” cargado de énfasis por la cuantificación determinante (“toda”) y por una enumeración redundante invertida (un retroceso humano es un retroceso social y un retroceso social es un retroceso cultural).

Luego se puede observar una impersonalización (“se ha llegado”): ¿quiénes llegan a este punto? ¿Los gobiernos en pugna, la humanidad? La expresión “llegar a (algún lado)” no implica necesariamente agentividad (el agua puede llegar a la puerta), pero, en el caso de la guerra, las cosas no “llegan” por sí mismas a un punto sin retorno: hay agentes que las llevan hasta ahí.

Antes del párrafo de cierre, se formula la explicación del conflicto:

Por supuesto, sería un error perder de vista el rol perverso que ha jugado el terrorismo fundamentalista en el debilitamiento de los mecanismos institucionales de defensa de la paz y de prevención de los enfrentamientos armados. Uno de los efectos de la acción criminal del terrorismo es crear un clima de desorden emocional que lleva a que los problemas sean resueltos, a veces, con más apasionamiento que racionalidad.

La guerra es la consecuencia del terrorismo fundamentalista porque:

  1. crea un clima de desorden emocional [el mundo después del atentado contra las torres gemelas],
  2. lleva a que los problemas se resuelvan apasionadamente [el ataque norteamericano] y
  3. debilita los mecanismos institucionales de defensa de la paz y prevención de los conflictos armados [ONU].

Si bien reconocidos analistas rechazaron la tesis esgrimida por Bush según la cual Irak habría apoyado a Al Qaeda, la organización terrorista que perpetró el atentado, la Editorial asume su validez. Además, presenta al gobierno de Estados Unidos como un actor movido por la pasión, víctima de un clima creado por otro.

Finalmente, el editorial concluye con una serie de frases que refuerzan su posición de pasivo espectador de una realidad constituida por procesos sin agente:

El plazo se acorta. La incertidumbre crece. En el momento mismo en que se pierda la paz habrá que empezar a reconstruirla, con la esperanza puesta en un tiempo futuro en el cual la dignidad de las personas y el bienestar de los pueblos estén por encima de cualquier interés contingente.

Los otros editoriales

Los dos editoriales analizados proveyeron el andamiaje retórico-ideológico para los siguientes. El uso de los recursos reconocidos anteriormente abrió modos de tratamiento de la guerra. A continuación se citan algunos párrafos de editoriales posteriores que repiten o amplían lo dicho por estos dos:

a) Agentivización de un estado de cosas

Una vez más, las armas están en el centro de la escena y son protagonistas excluyentes de un momento de la historia.[11] Una vez más, la humanidad asiste con un estremecimiento de angustia y de pesar a los estruendos de un enfrentamiento bélico. (20/3)

Todo invita a suponer que la guerra conducirá, de un modo u otro, al derrumbe del régimen dictatorial de Saddam Hussein. (4/4)

b) Naturalización de la realidad

La naturaleza perversa del sistema político que se ha derrumbado en Bagdad ha quedado patentizada en las fotografías que muestran la caída estrepitosa de sus estatuas y la destrucción de sus símbolos oprobiosos. Con el eclipse de Saddam Hussein se extingue una manera de ejercer el poder que el pensamiento moderno condenó con severidad hace más de dos siglos, cuando declinaron los antiguos regímenes absolutistas, pero que desdichadamente vuelve a cobrar vida, en Oriente como en Occidente, cada vez que un tirano irrumpe en la historia e impone el sello de sus ambiciones personales a toda una nación. (10/4)

Cuando en Medio Oriente cese el estruendo de las armas, habrá que iniciar la construcción de un ordenamiento jurídico internacional dinámico y realista, que permita alejar el peligro de las guerras y la amenaza del terrorismo y que responda a las necesidades del mundo que emergerá de la actual contienda; un mundo distinto, seguramente, del que precedió a la iniciación de las hostilidades contra Saddam Hussein. (4/4)

c) Metaforización de la guerra

La guerra, que a lo largo del siglo XX impuso al género humano los peores sufrimientos y sembró muerte y destrucción en proporciones aterradoras, vuelve hoy a proyectar su sombra sobre el planeta y a colmar de incertidumbre el desolado corazón de sus habitantes. (20/3)

Desde hace una semana, las páginas de los periódicos y las pantallas de los televisores recogen diariamente testimonios de horror y desolación, sin que la esperanza de un cese de fuego razonablemente cercano asome, por ahora, en el horizonte. Diríase que el espanto empieza a ser parte de una rutina torturante y sombría. (26/3)

Pero en estos días la guerra no es abstracción, ni símbolo ni memoria: es una realidad que golpea con dureza y deja en el alma sombras y tribulaciones. (26/3)

d) Impersonalización

En momentos en que se lucha palmo a palmo en las cercanías de Bagdad, las imágenes de la guerra empiezan a convertirse en un ritual cotidiano para centenares de millones de seres humanos. (26/3)

La violencia descargada hoy en Irak, perfeccionada por los recursos tecnológicos de última generación y transmitida por las pantallas de los televisores, se transforma en una suerte de experiencia virtual para quienes están físicamente alejados del escenario bélico. (8/4)

Cuando se extinga definitivamente el estruendo de las armas y la guerra empiece a ser un mal recuerdo, habrá llegado la hora de recoger las enseñanzas que los momentos críticos de la historia dejan siempre a las futuras generaciones. (11/4)

e) Alarmismo moderado

Cuanto se haga para acortar la duración de la guerra se medirá, a partir de ahora, en términos de vida o de muerte, de luces o de sombras, de dolor o de esperanza. (20/3)

Cuando estalla una guerra, la humanidad paga un precio aterrador en vidas humanas, en cuotas de sufrimiento individual y colectivo. Esta es una regla histórica de hierro, a la que ninguna civilización ha podido escapar. (25/3)

Ante la inquietante toma de posición de los gobiernos de Siria e Irán, es imprescindible encender una luz roja de alerta y extremar la prudencia en el uso de los recursos diplomáticos que todavía puedan resultar eficaces con el fin de asegurar que el conflicto armado quede circunscripto al territorio iraquí. (4/4)

f) Explicación emotiva del conflicto

Como dijimos ayer, nadie debe perder de vista el papel perverso que ha desempeñado el terrorismo en esta etapa de la historia: la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York fue el paso decisivo hacia el debilitamiento del sistema institucional creado a mediados del siglo anterior para evitar los enfrentamientos bélicos. Al desplazar el eje de los conflictos a una zona emocional de difícil retorno, los agentes del terror deterioran los niveles de racionalidad en el que deberían ser dirimidas las cuestiones internacionales. (20/3)

La estrategia del terrorismo apuesta justamente a eso: a que las sociedades más racionales pierdan su sentido del equilibrio emocional y se dejen ganar por la indignación o la locura. El vandálico atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York respondió, sin duda, a ese perverso objetivo histórico. Las culturas centradas en el respeto a los derechos humanos y al culto de las libertades públicas y privadas tienen el deber de no prestarse a esas infames provocaciones. (25/3)

g) Ambivalencia en la orientación ética: condena y justificación de la guerra

Las fuerzas militares de los Estados Unidos están ya en operaciones y los acontecimientos se precipitan en la torturada tierra iraquí, en la que antaño la cultura del hombre dejó la impronta de su nobleza y de su creatividad y en la cual hoy impone sus designios, como nadie ignora, el cerrado fanatismo de un autócrata. (20/3)

Queda en pie, entretanto, como un dato que reconforta y dignifica a la familia humana, la multitudinaria manifestación de apoyo a la causa de la paz que se registró en casi todos los países del mundo. (20/3)

Por supuesto, el hecho de que los argentinos no intervengamos en la guerra no significa que abjuremos de nuestro repudio al terrorismo fundamentalista, cuya agresión sufrimos en carne propia en la década del noventa. (20/3)

Nadie debe aceptar que la guerra o el terrorismo se instalen como un ritual recibido con indiferencia o pasen a constituir un dato rutinaria o simbólico. (26/3)

El presidente de los Estados Unidos ha hablado más de una vez de su intención de promover la democratización de ese castigado país. Quienes aman la libertad y respetan el principio de la dignidad de la persona humana no pueden dejar de compartir y apoyar esa aspiración, aun cuando no hayan aprobado ni alentado en ningún momento la iniciativa de Washington que condujo a la guerra. (4/4)

La caída del régimen de Saddam Hussein puede y debe marcar el comienzo de una nueva etapa no sólo para el pueblo iraquí sino también para toda una región del mundo. Se ha desplomado una tiranía despiadada, que durante más de dos décadas ensombreció la vida de millones de personas, utilizó métodos violentos y salvajes para perpetuarse en el poder y practicó un culto irracional a la personalidad del dictador. (10/4)

5. Conclusiones

El análisis realizado permitió reconocer las estrategias argumentativas desplegadas por el Editorial de La Nación para tratar la invasión norteamericana a Irak. Estas estrategias son:

  • la agentivización de estados de cosas y la naturalización de la realidad, ambas contribuyen a presentar una imagen de una realidad reificada, en donde las causas y las consecuencias de los procesos humanos son desvinculados de los protagonistas reales;
  • la metaforización de la guerra, un recurso asociado a los dos anteriores, cuyo principal efecto es el de presentar una imagen animada que actúa por sí misma, contribuyendo a ocultar la existencia de los seres humanos responsables de los sucesos;
  • un alarmismo moderado, conque la Editorial tiñe su discurso tratando este conflicto bélico como si fuese una instancia decisiva en la historia de la humanidad, a la vez que también lo presenta como un paso más en una lucha contra el terrorismo que tiene una duración indeterminada (es decir, como un caso particular dentro de un proceso global mucho más extenso);
  • la manifestación de un lamento por la guerra pero también de la aceptación de su necesidad para frenar la amenaza del terrorismo;
  • la defensa de la tesis de que la guerra es una consecuencia directa del atentado a las Torres Gemelas y de que el gobierno de Estados Unidos realiza una acción emotiva de carácter defensivo y no una acción racional estratégica para controlar una zona rica en petróleo.

En otras palabras, haciendo gala de una retórica pacifista, La Nación interviene en esta guerra defendiendo los endebles argumentos esgrimidos por George W. Bush. Seguramente, para el lector avezado esta conclusión no constituya ninguna verdad revelada. Habría que decir, entonces, que el análisis del discurso difícilmente tenga como ambición encontrar alguna. Sí, describir y explicar el modo en que se construyen los discursos, centrando la atención en aquellos que, en virtud de diferentes características, tienen un peso significativo sobre la opinión pública. Eso fue lo que se intentó hacer aquí.

Referencias bibliográficas

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Williams, R. [1978] 1980. Marxismo y literatura. Barcelona, Península.


Notas

[1] Bajo esta denominación incluyo a las corrientes denominadas Análisis Crítico del Discurso (van Dijk, 1991, 1995, 1998; Fairclough, 1995; etc.) y Lingüística Crítica (Fowler y otros, 1979; Hodge y Kress, 1993; etc.). [volver]

[2] Este esquema está inspirado en el elaborado por Samaja (1992), sobre el que se realizaron tres modificaciones: a) la subdivisión de los niveles comunal, societal y político; b) la incorporación de un nivel básico, correspondiente a las interacciones subjetivas; y c) la numeración de los niveles.[volver]

[3] Un supuesto fundamental es que los niveles organizativos de la sociedad fueron cristalizándose históricamente de manera ascendente (de menor a mayor complejidad), siendo cada uno suprimido, conservado y superado por el inmediato superior.[volver]

[4] En Sayago (2000) se explica por esta vía la existencia de un sentimiento discriminatorio en la sociedad patagónica, cuyas víctimas son ciudadanos de países limítrofes (principalmente, chilenos). Grosso modo, durante el último gobierno militar, los aparatos ideológicos del Estado presentaron a Chile como un enemigo siempre pronto a atacar, con el fin de ampliar sus fronteras. Bajo la hipótesis del conflicto limítrofe, se apuntó a fomentar un sentimiento patriótico que consolidara una identidad nacional. Veinte años después del reinicio de la democracia y más allá de la crisis de la identidad impuesta por los militares, todavía se encuentran activos estos elementos residuales (Williams, 1978) en las identidades locales de la región.[volver]

[5] El conflicto entre estos dos países tiene sus raíces en las disputas entre los imperios persa y otomano. Luego de su independencia, Irak poseía control absoluto sobre el canal de Shatt-al-Arab, donde confluyen los ríos Tigris y Éufrates antes de desembocar en el Golfo Arábigo. Este canal tiene una importancia vital para las dos naciones, ya que ninguna de las dos tiene otro acceso al mar. En 1975, el sha de Irán, Reza Pahlevi, y el entonces vicepresidente iraquí, Saddam Hussein, firmaron un acuerdo en el que, entre otras cosas, ambos aceptaban la vigencia de los límites territoriales establecidos en 1914 y la división del canal por la línea de mayor profundidad, lo que permitía que Irán accediera a una de sus refinerías, ubicada en Abadán. En 1978, el gobierno iraní exigió que el ayatola Khomeini, exiliado en Bagdad luego de su derrocamiento, finalizara su actividad conspirativa en contra del sha. Entonces, Irak expulsó al líder religioso iraní, que se refugió en Francia. Pero, después del derrocamiento del sha, en 1979, Irán se consideró libre del acuerdo firmado previamente, reiniciando los conflictos territoriales. El gobierno iraquí reclamó soberanía absoluta sobre el canal, dejando a Irán sin salida al mar. En 1980 comenzó la guerra. Seis años más tarde Estados Unidos envió su ejército con el objetivo declarado de “proteger” la navegación y asegurar el suministro de petróleo a Irak. El resto de la historia es más conocido. [volver]

[6] Se consideran estrategias argumentativas todos los recursos lingüísticos con función argumentativa presentes en un texto concreto. El supuesto que subyace a esta definición es que comúnmente el emisor estructura sus textos a través de recursos tales como selección léxica, focalización, antítesis, desplazamientos semánticos, etc., con el fin de modelar y poner en circulación una determinada imagen de la realidad, de la situación comunicativa en la que interviene o de los participantes (incluido él mismo, por supuesto). [volver]

[7] El listado de textos está disponible en el sumario de las ediciones anteriores. [volver]

[8] Este proceso de agentivización consiste en otorgar a un estado de cosas o circunstancia de la capacidad de realizar acciones típicamente humanas, como es el caso de la guerra. En cierto sentido, se trata de una personificación. El efecto ideológico apunta a quitar responsabilidades: en vez de mencionar a los sujetos que hacen cosas, se menciona a una abstracción, una figura ideológica dotada de poder. Por ejemplo, en vez de decir El Sr. Pérez (o la junta directiva de la empresa X) despidió a 200 trabajadores se dice La crisis provocó el despido de 200 trabajadores. [volver]

[9] Compárese:

-Un enfrentamiento que podría atentar contra… / Un enfrentamiento que atenta contra…

-La intemperancia de algunos gobiernos se insinúa como… / La intemperancia de algunos gobiernos es…

-El orden legal internacional y supranacional [...] no es exagerado afirmar que se halla en peligro / El orden legal internacional y supranacional [...] se halla en peligro.[volver]

[10] En su estudio de los editoriales de La Nación, Sidicaro reconoce en estas los rasgos que típicamente caracterizan a la mayoría: “Al centrarse sobre temas de coyuntura, los editoriales suelen tener un toque dramático, al anunciar que quizá se esté ante la última oportunidad de evitar catástrofes o males mayores. Luego, en nombre de la tradición, la ciencia o el buen sentido, explican la solución del problema” (1993: 9). [volver]

[11] En esta cita y en las que siguen las negritas son del autor. [volver]

Anexo. Detalle del corpus analizado

1/3 – 1) “Rusia desafía a EEUU y vetará un ataque”, Agencias EFE, AP y ANSA (Pekín); 2) “Entre el Big Mac y el vino francés”, Graciela Iglesias (París); 3) “El mundo después de Saddam”, Mario Diament (Miami).

2/3 – 4) “¿Qué hacer ante el proyecto imperial de George W. Bush?”, Mariano Grondona; 5) “El Papa envía a Pío Laghi con un mensaje para Bush”, Elisabetta Piqué( Roma)

3/3 – 6) “Cómo es el plan de Bush para atacar a Irak”, Jorge Rosales (Washington); 7) “Las armas que estrenará EE.UU.”, Jim Krane, AP (Nueva York); 8) “Irak destruyó otros seis misiles”, Agencias AFP y EFE (Bagdad)

4/3 – 9) “Ansiedad y miedo en Kuwait por la guerra”, Elisabetta Piqué (corresponsal en Kuwait); 10) “Avalancha de periodistas”, una enviada especial (Kuwait); 11) “EE.UU. intensifica sus ataques en Irak”, Agencias EFE, AFP y ANSA (Bagdad)

5/3 – 12) “Aprestos finales de EE.UU.”, Jorge Rosales; 13) “Kuwait ya vive la cuenta regresiva”, Elisabetta Piqué; 14) “¿Puede aún evitarse la guerra?”, Patrick Tyler (The New York Times)

6/3 – 15) “China, Francia, Rusia y Alemania vetan la guerra y dejan más solo a Bush”, Jorge Rosales; 16) “La ‘autopista de la muerte’, donde EE.UU. despliega su poderío bélico”, Elisabetta Piqué; 17) “Desfile de kamikazes por las calles de Bagdad”, Agencias EFE y AFP (Bagdad)

7/3 – 18) ” ‘EE.UU. no necesita permiso’ “, Jorge Rosales; 19) “El informe de Blix complicaría más a Washington y Londres en la ONU”, Alberto Armendáriz (Nueva York); 20) “Los comercios de Kuwait florecen por las tropas norteamericanas”, Elisabetta Piqué; 21) ” ‘Imbecilidad absoluta’ “, ANSA (Bagdad)

8/3 – 22) “El nuevo ultimátum para Irak es el 17 de marzo”, Alberto Armendáriz; 23) “EE.UU. tiene listo su ataque al corazón de Bagdad”, Michael Gordon (The New York Times, Kuwait); 24) “En Kuwait, los argentinos aprenden a protegerse de un ataque químico”, Elisabetta Piqué; 25) ” ‘Un cambio de régimen beneficiaría a nuestro país’ “, una enviada especial (Kuwait)

9/3 – 26) “Batalla diplomática por los votos en la ONU”, Agencias EFE, AP y Reuters (Washington); 27) “La CIA alerta por atentados”, ANSA (Nueva York); 28) “Más allá de Irak, frente a una decisión histórica”, Patrick Tyler (The New York Times); 29) “En Kuwait temen una ola de ataques contra blancos occidentales”, Elisabetta Piqué

10/3 – 30) “EE.UU. amenazó a Francia por oponerse a la guerra”, Jorge Rosales; 31) “Esta no es una causa justa”, Jimmy Carter (The New York Times); 32) “El New York Times, en contra”, extracto del editorial titulado “Decir no a la guerra”

11/3 – 33) “Revés de Bush: no logra apoyo para el ultimátum”, Alberto Armendáriz

12/3 – 34) “EE.UU. advirtió que irá a la guerra aun sin sus aliados”, Alberto Armendáriz; 35) “La ONU, en su hora más decisiva”, Kofi Annan (especial para La Nación); 36) “Crece en EE.UU. el apoyo a una ofensiva”, A. Nagourney y J. Elder (The New York Times)

13/3 – 37) “Para evitar el ataque, Saddam deberá cumplir seis exigencias”, Alberto Armendáriz; 38) “Clinton apoyó la propuesta británica”, EFE (Washington); 39) “Un plan maestro para ir solos por el mundo”, Maureen Dowd (The New York Times)

14/3 – 40) “El valor supremo de la paz”, Editorial; 41) “EE.UU., a punto de dejar la diplomacia con Irak”, Jorge Rosales; 42) “México y Chile resisten las presiones”, Agencias EFE, AFP y AP (México DF); 43) “En el fondo, una lucha de poder”, William Pfaff (International Herald Tribune, París)

15/3 – 44) “Cumbre urgente de Bush, Blair y Aznar”, Jorge Rosales; 45) “Fracasó una propuesta chilena”, Alberto Armendáriz; 46) “La ambigüedad del unilateralismo”, Mario del Carril (para La Nación)

16/3 – 47) “¿Bush nos quiere aliados o provincias?”, Mariano Grondona; 48) “EE.UU. simuló una invasión terrestre por el sur de Irak”, Elisabetta Piqué; 49) “Es cuestión de días”, ANSA (Washington); 50) “Una cumbre define hoy si atacan a Irak”, Agencias AP, AFP y Reuters (Washington); 51) “La Casa Blanca perdió su calma”, Jorge Rosales

17/3 – 52) “Día decisivo para la guerra: definen el ultimátum a Irak”, Reuters (BASE AEREA DE LAJES, islas Azores); 53) “Ya está todo listo para la invasión”, Elisabetta Piqué; 54) “Saddam amenazó con una guerra mundial”, AP (Bagdad)

18/3 – 55) ” ‘Saddam tiene 48 horas’ “, Jorge Rosales; 56) “Rechazó el Gobierno un pedido de Londres”, Jorge Elías (Redacción); 57) “Los candidatos, salvo Menem, en contra”

19/3 – 58) “La guerra ya impacta en las aulas”, Fabiola Czubaj; 59) “El discurso de Bush, según los alumnos”; 60) “Una tensa y angustiosa vigilia”, Editorial; 61) “Irak: la guerra será sangrienta”, AP (Bagdad); 62) “En las primeras horas lanzarán 1200 misiles”, Elisabetta Piqué; 63) “Los brutales sucesores de un líder que sólo confía en su familia”, Agencias AP, EFE y Reuters (El Cairo)

20/3 – 64) “Los chicos pidieron por la paz y el desarme”, Fabiola Czubaj; 65) “Las armas en el centro de la escena”, Editorial; 66) “Comenzó la guerra”, AP (Bagdad); 67) “Claves de la primera guerra preventiva”; 68) “La nueva doctrina Bush”, Jorge Rosales

21/3 – 69) “Los aliados ingresaron en Irak”, Reuters (Bagdad); 70) “El miedo es un misil que estalla frente a la ventana”, Elisabetta Piqué; 71) “Mueren 16 militares al caer un helicóptero”, AP (Washington)

22/3 – 72) “Las oraciones por la paz unen a las principales religiones”; 73) “Pacifistas violentos”, Editorial; 74) “Bagdad bajo las bombas”, Reuters (Bagdad); 75) “Un ataque fulminante ‘como nunca se vio’ “, Jorge Rosales; 76) “Mil soldados turcos cruzan la frontera”, AP (Ankara)

23/3 – 77) “Una tradición de libertad”, Editorial; 78) “Se acelera la ofensiva terrestre: combaten a 160 km de Bagdad”, AP (Irak); 79) “Granadas”, Reuters (Kuwait); 80) “El paisaje que deja el combate”, Elisabetta Piqué (Irak); 81) “Misiles en Irán,” AP (Teherán); 82) “Masivas protestas en EE.UU. por el ataque”, Alberto Armendáriz

24/3 – 83) ” ‘En nombre de Dios, no’ “, Jorge Rouillon; 84) “Fuerte resistencia iraquí al avance aliado hacia Bagdad”, Reuters (Bagdad); 85) “Artimañas”, Reuters (CAMPAMENTO DE AS SAYLIYA, Qatar); 86) “Lo peor de la guerra sólo está empezando”, Jorge Rosales; 87) “Crónica desde la oscuridad”, Elisabetta Piqué

25/3 – 89) “Hacia una paz responsable”, Editorial; 90) “Combaten a 80 km de Bagdad; Saddam asegura que resistirá”, Reuters (Bagdad); 100) “Una sonrisa puede esconder la muerte”, Elisabetta Piqué; 101) “EE.UU. debate sobre los límites a la información”, Alberto Armendáriz

26/3 – 102) ” ‘Ningún soldado merece morir por Bush o Saddam’ “, Susana Reinoso entrevista al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique; 103) “Las vivencias de la guerra”, Editorial; 104) “Violentos combates mientras se cierra el cerco sobre bagdad”, Reuters (Irak); 105) “Piden bombas”, Télam/SIN (Miami); 106) “Una batalla clave para la duración de la guerra”, Jorge Rosales; 107) “Donde el agua vale más que el dinero”, Elisabetta Piqué; 108) “Tres millones necesitarán ayuda”, EFE (Washington)

27/3 – 109) “Oratorio interreligioso”, Editorial; 110) “Saddam contraataca: movilizó 1000 tanques contra los aliados”, Reuters (Bagdad); 111) “Investigan si Irak ejecutó a soldados capturados”, Agencias AFP y Reuters (Washington); 112) “Un error de cálculo de EE.UU.”, Bernard Weinraub (The New York Times, Kuwait)

28/3 – 113) “Bush envía a la guerra a otros 100.000 soldados”, Reuters (Bagdad); 114) “En Basora, donde el horror gana la batalla”, Elisabetta Piqué; 115) “A la caza de la fortuna de Saddam”, Vittorio Malagutti (Corriere della Sera, Ginebra)

29/3 – 116) “La humanidad está herida de muerte”, Susana Reinoso (teleconferencia de Carlos Fuentes); 117) “Cruentos combates en todo Irak”, AP (Irak); 118) “Un día desconcertante para la Casa Blanca”, Jorge Rosales; 119) “Washington adivirtió a Siria”, EFE (Washington); 120) “Damasco rechazó las acusaciones”, AP (Damasco)

30/3 – 121) “Para superar la realidad, primero hay que asumirla”, Mariano Grondona; 122) “Irak comenzó a atacar con kamikazes”, ANSA (Bagdad); 123) “Restos”, EFE (Londres); 124) “El temor a la trampa logística”, Juan Carlos Olivera (Redacción); 125) “Una firme invitación inglesa para dejar Irak”, Elisabetta Piqué (Kuwait)

31/3 – 126) “El clamor por la paz”, Jorge Rouillon; 127) “Intensifican los bombardeos para abrir el camino a Bagdad”, AP (Irak); 128) “Periodista muerto”, Reuters (Londres); 129) “Lo que más duele: los chicos de la guerra”; 130) “Críticas a Rumsfeld por el plan de guerra”, EFE (Washington); 131) “Un ejército ‘muy pesado’ “, Reuters (Washington); 132) “Donde los kamikazes se alistan para morir”, Elisabetta Piqué (PUESTO DE POLICIA DE UMM QASR, frontera Kuwait-Irak)

1/4 – 133) “Fuertes choques con las fuerzas de Saddam que defienden Bagdad”, Reuters (Bagdad); 134) “Irak, el nombre de la oportunidad”, Marcos Victorica; 135) “EE.UU., obligado a cambiar su plan”, Jorge Rosales; 136) “Desafío de Siria: le exige a Bush que se retire de Irak”, ANSA (El Cairo); 137) “Congelamiento de cuentas”, ANSA (El Cairo)

2/4 – 138) “Comenzó la gran batalla en las puertas de Bagdad”, AP (Bagdad); 139) “Un día de fuertes bajas civiles”, AFP (Al Hillah, Irak); 140) “Ante las críticas, la Casa Blanca apoyó a Rumsfeld”, Jorge Rosales

3/4 – 141) “Vargas Llosa, contra la guerra y las utopías”, Gabriela Litre (entrevista, Madrid); 142) “Quebraron la defensa de Bagdad”, AP (Irak); 143) “El comienzo de una batalla que será feroz”, Jorge Rosales; 144) “Al-Jazeera, prohibida”, EFE (El Cairo)

4/4 – 145) “Evitar la ampliación del conflicto”, Editorial; 146) “Avanzan los aliados y luchan por el aeropuerto de Bagdad”, Reuters (Bagdad); 147) “El plan para tomar la capital”, Eric Schmitt y Bernard Weinraub (The New York Times); 148) “Se desmorona en el Norte la defensa iraquí”, EFE (Silopi, Turquía)

5/4 – 149) “Cayó el aeropuerto y miles de iraquíes huyen de Bagdad”, AP (Bagdad); 150) “Ahora comienza la tan temida batalla final”, Jorge Rosales; 151) “Saddam reapareció en las calles de Bagdad”, Agencias Reuters y AFP (Bagdad)

6/4 – 152) “Occidente invoca la paz, pero hace la guerra”, Mariano Grondona; 153) “Cruenta batalla por Bagdad: hay más de 1000 muertos”, AP (Irak); 154) “Cómo y cuándo anunciar la victoria”, R. W. Apple (The New York Times, Washington); 155) “Ahora, la guerra subterránea”, Jorge Rosales

7/4 – 156) “Los testimonios de 191 mandatarios”, Jorge Elías; 157) “Cuando la guerra es un juego”, Editorial; 158) “Hay más de una guerra”, Jorge Rouillon; 159) “Cierran el cerco sobre Bagdad”, Reuters (Bagdad); 160) “Bush quiere que el mundo aprenda la lección”, David E. Sanger (The New York Times, Washington); 161) “Las etapas del plan para tomar Bagdad”

8/4 – 162) “La guerra y la infancia”, Editorial; 163) “Devastador ataque contra los líderes iraquíes”, Reuters (Bagdad); 164) “Territorio comanche en el sur de Irak”, Elisabetta Piqué (PUESTO DE POLICIA DE UMM QASR, frontera Kuwait-Irak); 165) “EE.UU. busca que el régimen colapse antes de la batalla final”, Jorge Rosales

9/4 – 166) “Luchan calle por calle en Bagdad”, Reuters (Bagdad); 167) “Buscan a pilotos”, EFE (Doha); 168) “¿Siria, el próximo?”, Jorge Rosales; 169) “En Basora gobierna el descontrol”, Elisabetta Piqué (Basora); 170) “Nombramiento”, AP (Kuwait); 171) “Contar la guerra con el alma y con el cuerpo”, Jorge Palomar (Redacción)

10/4 – 172) “El fin de un régimen sombrío”, Editorial; 173) “Cayó el régimen de Saddam”, Reuters (Bagdad); 174) “Rumsfeld: ‘Es un día histórico’ “, Alberto Armendáriz; 175) ” ‘¿Es verdad que ya lo mataron?’ “, Elisabetta Piqué (Basora)

11/4 – 176) “La guerra y el periodismo”, Editorial; 177) “Capturan otra ciudad, pero crece la anarquía en Irak”, Reuters (Bagdad); 178) “La mañana que los kurdos jamás olvidarán”, Silvia Pisani (enviada especial, SILOPI, frontera norte de Irak); 179) “Las claves del triunfo militar”, Michael Gordon (Kuwait, The New York Times)

12/4 – 180) “La guerra sin máscaras (ni antigases ni de las otras)”, Alicia Dujovne Ortiz (París, para La Nación); 181) “Viaje por la ruta de la devastación”, Elisabetta Piqué (enviada especial); 182) “Se acerca el final: está a punto de caer el último bastión de Saddam”

13/4 - 183) “La reconstrucción de Irak”, Editorial; 184) “Otro día para morir”, Jorge Elías; 185) “Kurdos y árabes aprovecharon la anarquía y desataron su odio”, Silvia Pisani (SILOPI, frontera norte de Irak); 186) “En Bagdad ni los muertos tienen paz”, Elisabetta Piqué (Bagdad); 187) “¿Qusay está vivo?”, Reuters (Bagdad); 188) “Poner orden, el gran desafío de la posguerra”, Michael R. Gordon (Bagdad, The New York Times)

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