“Volver no tiene sentido,
tampoco vivir allí.
El que se fue no es tan vivo.
El que se fue no es tan gil.
Por eso si alguien se borra,
qué le podemos decir.
No te olvides de nosotros y que seas muy feliz”.

Jaime Roos

“Argentina es la higuera que terminó socavando la casa
de Sarmiento una tarde calurosa de enero”

R.M.

¿Que es lo que pasa, qué?

¿El cambio social es producto de la voluntad o de las circunstancias? se preguntaba Gramsci. “El cambio se produce en el momento en que las circunstancias dejan de determinar al sujeto porque éste ha evolucionado de tal manera que puede reaccionar sobre el medio, y porque las circunstancias han evolucionado a la vez de tal manera que permiten ser transformadas”[1]. Circunstancias como situación y contexto, como espacio sociopolítico. Circunstancias en doble determinación: objetivadas y denunciadas como determinantes (dar cuenta de la cosa en sí) y permeabilidad, sujeción para la transformación. ¿Argentina esta en situación de cambio social?

Pensar es experimentar, sostienen Guilles Deleuze y Félix Guattari [2], pero la experimentación es siempre lo que se está haciendo: lo nuevo, lo destacable, lo interesante, que sustituyen la apariencia de verdad y que son más exigentes que ella. Lo que se está haciendo no es lo que acaba, aunque tampoco es lo que empieza, concluyen. En el siglo XVII, Vico había sostenido la frase más famosa de la acción como movimiento en lo real: “verum ipso factum” (lo obrado es lo verdadero).

Ni cambio revolucionario intempestivo, ni anticipación política. Argentina es lo que es, y sólo una mirada aguda y realista sobre lo que nos está pasando, va a permitir abrir nuevos caminos. El compromiso con la realidad no permite la especulación de ningún tipo. Debemos dejar de pensar nuestra realidad desde la historia (y peor aún, cuando sólo lo hacemos desde la historia económica). Aunque como afirma Deleuze, sin historia, la experimentación permanecería indeterminada, incondicional, pero la experimentación no es histórica, es filosófica.

El fenómeno de la multitud (cacerolazos, escraches, asambleas abiertas y populares) está abriendo no sólo nuevos espacios de expresión, sino y por sobre todo, nuevos escenarios de expresión. Está comenzando a surgir un movimiento que necesariamente no representa a una clase, es un movimiento complejo y que por ahora es muy difícil de explicar.[3] ¿Quiénes son esos muchos, esos tantos que reclaman?

Para Virno (2002) es la multitud como sujeto. El éxodo como modelo de acción. Rompe el modelo de estado Hobbesiano en el funcionamiento polarizado del poder: mando/obediencia, público/privado, amigo/enemigo. La protesta, y no solo que se ven en las calles, es el acto de imaginación colectiva. El sujeto de la política, claro está, es la multitud como opuesta al pueblo relacionado con el Estado.

Lo interesante de este concepto, es que la multitud que se resiste a la obediencia es una multiplicidad sin unidad política, nunca logra el estatus de persona jurídica, es incapaz de hacer promesas y pactos y se expresa como conjunto de “minorías actuantes”.

La debilidad estructural de la democracia representativa es hoy la tendencia fundamental hacia la restricción de la democracia, sostiene Ludmer y concluye enf tica cuando afirma que “oponerse a esta tendencia desde el valor de la representación es un gesto patético”. Para Virno democracia es construcción y experimentación de formas no representativas y extraparlamentarias: ligas, consejos, . (¿verum ipso factum?).

Según Michael Hardt (2002), debe entenderse, el concepto de MULTITUD, en contraposición al concepto de pueblo. En el pensamiento político europeo, el pueblo aparece siempre como unidad, mientras que la multitud es una multiplicidad. Según cierta tradición, el pueblo puede ser soberano porque es uno, mientras que la multitud nunca puede gobernar porque está desunida. Deberíamos distinguir entre la multitud y otras multiplicidades sociales, como turba, muchedumbre, masa, entre otras. Todas estas multiplicidades son esencialmente pasivas. La turba, por ejemplo, puede tener efectos pero no actuar por cuenta propia. Las masas necesitan ser lideradas. La multitud, en cambio, es activa y no necesita de un liderazgo externo: es una multiplicidad que puede actuar en común.[4]

Ya en 1899, José Ramos Mejía [5] sostenía que “no hay ahora en nuestro escenario político, espontánea formación de multitudes. Los tiempos que corren no revelan una constitución pletógena [6]. A este respecto, hemos retrocedido a la época del “grupo” nuevamente. El país, o como se decía en otros tiempos mejores, la patria, está hasta cierto punto dirigido por fuerzas artificiales, por tres o cuatro hombres que representan sus propios intereses (nobles y levantados en alguno), pero pocas veces tendencias políticas, económicas e intelectuales de la masa. Atravesamos una época de fetichismo político bastante grave.”

Este culto a la “política” que Ramos Mejía denunciada hacia más de cien años, en el que la política más que un objeto de producción era un objeto de culto para las masas, está rompiéndose. ¿Está rompiéndose? El mismo Ramos Mejía señala que la multitud sólo aparece como el elemento constitutivo del cambio: ” (…) hay sentimientos e ideas que no surgen o que no se transforman en acto sino en los individuos organizados así. La multitud es un ser relativamente provisional, constituido de elementos heterogéneos en cierto sentido, que por un instante se sueldan, como las células cuando constituyen un cuerpo vivo y forman, al reunirse, un ser nuevo y distinto” [7].

¡Pero Cuidado! Ramos Mejía, no era ningún socialista utópico, estaba preocupado, como representante de una burguesía, por el problema de la gobernabilidad en una sociedad atravesada por la presencia de las multitudes (especialmente las llegadas con la primera gran inmigración).

El fenómeno de la multitud no es nuevo, vaya que no loes. Lo que es nuevo, es el mismo fenómeno que después de 100 años se repite. Porqué se repite, es lo que intentaremos explicar.

Las tres crisis de Argentina

Pero comencemos por caracterizar el caso. Vamos a sostener y de un modo muy esquemático (no sin caer en un reduccionismo analítico) que Argentina se encuentra inmersa en tres tipos de crisis, a saber:

  1. crisis política
  2. crisis económica.
  3. crisis de voluntad o de proyecto

La crisis política por su parte, tiene tres problemas endémicos:

  1. la falta de legitimidad sociopolítica de los actores que gobiernan en nombre de los representados
  2. la conducta política de los representantes
  3. la supeditación de las acciones políticas a los vaivenes económicos (internos y externos)

Los actores representacionales o los comúnmente llamados “políticos”, carecen en la mayoría de los casos de una falta de legitimación social. No sólo no son creíbles, sino que ya no representan a las mayorías. Los partidos políticos sólo sirven para la autolegitimación. La única forma de consenso es el voto masivo, pero se ha convertido en una especie de acción de intercambio: un voto por un beneficio.

Según Toni Negri [8], “la representación de los partidos se vio alterada por la mundialización, que restó poderes al Estado. En medida aun mayor, fue vaciada por la incapacidad de establecer, dentro del liberalismo triunfante, din micas del mercado político, como el acuerdo con gremios y movimientos.” Por último, la representación fue destruida por haberse reducido a maquinaria burocrática y de gestión.

Otro factor que altera el buen juicio (o mejor dicho “termina con la paciencia de la gente) es, evidentemente el “indecoro social” de la mayoría de la clase política. Dos de cada 3 políticos, está socialmente condenado como corrupto. A esto hay que sumarle la baja calificación profesional de algunos, para el desempeño de las funciones públicas. Además, los discursos políticos hoy en día, se entienden al revés. La gente termina creyendo que el discurso político, es lo contrario a lo que se dice. [9]

La crisis económica, también está sujeta a tres lógicas:

  1. hace depender a la política de ella, en lugar de depender ella de la política
  2. la incapacidad para sostener medidas en el tiempo (unida a la falta de credibilidad de los órganos legislativos y de la Justicia).
  3. la dependencia absoluta de los vaivenes internacionales

Estos tres factores, amasan y producen una realidad negra: volatilidad de capitales, predominio de la especulación financiera, fuerte endeudamiento externo, desempleo, privatizaciones de los bienes públicos, recesión, y un Estado que agoniza institucionalmente, son los condimentos de esta situación.

Según Bernardo Kliksberg, han fracasado totalmente las teorías económicas que decían que la polarización social favorecería la acumulación de capital y, por ende, el desarrollo. Según las experiencias internacionales, las sociedades con mejor equidad en la distribución del ingreso y las oportunidades tienen mejores chances de crecimiento económico firme. Las sociedades polarizas generan múltiples ineficiencias. [10]

Y en tal caso, la economía está más al servicio de los negocios, en función de ganancias absolutas, en lugar de ponerse al servicio de algún proyecto de país. En tal caso, el concepto de “proyecto de país” esta muy debilitado. El poder mundial, que también está cambiando, lo que menos quiere, es un país con un proyecto político propio. Para Toni Negri autor con Michael Hardt de Imperio, el libro que revolucionó el concepto del poder en el mundo, el imperio está estructurándose en diversos niveles que de alguna manera conviven.

Estos tres poderes son:

  1. monárquico: constituido por las grandes potencias occidentales.
  2. aristocrático: las multinacionales. Los grandes negocios del mundo dominan la política.
  3. democrático: como figura más político-teórica que real.

Con estos tres niveles en ejecución, es muy difícil construir un proyecto económico político, pero lo que sí es seguro es que sin proyecto estaremos aún peor.

Finalmente, la crisis de voluntad o de proyecto, tiene dos aristas:

  1. deterioro de la capacidad de ascenso de las clases
  2. pérdida de una identidad sociopolítica. Crisis de la identidad cultural.

La crisis de identidad de la escuela fue el primer detonante: vaciamiento de contenidos significativos, caída estrepitosa del salario real docente, reformas inconsistentes e inconmensurables con la realidad social, obsolescencia tecnológica, falta de capacitación, son las características, entre otras graves, las que fueron definiendo el panorama. Se perdió la identidad como sistema político y la escuela entonces, ya no sabe qué enseñar.

Amartya Sen, premio Nobel de economía, calificado por los economistas como “la conciencia de la profesión”, ha tratado con éxito la dimensión ética, en la discusión de los vitales temas económicos. Ha llegado a sostener que ser optimista o pesimista, depende en parte del compromiso de la gente y no de los políticos. De la comprensión y de la importancia de que se asuman las iniciativas necesarias para obtener soluciones. Lo que necesitamos son dos cosas, sostiene: políticas públicas y liderazgo.

El problema Argentino

¿Pero cuál es el problema Argentino? El problema argentino, es un problema de desigualdad. En el último decenio la brecha de ingresos entre el diez por ciento más pobre y el 10 por ciento más rico creció 57 %. Los números son tajantes: mientras en 1990, 10% más rico ganaba 15 veces más que el 10% más pobre, ahora los más ricos ganan 23,7 veces más. Es la distancia más pronunciada que registra la historia nacional. Mientras en 1990 el 10% más pobre participó del 2,1% de los ingresos totales, el año 2000 apenas fue del 1,5% [11].

Según Bernardo Kliksberg (2000), el planteo de Amartya Sen, apunta a estudiar o solucionar los múltiples tipos de inequidad. Las sociedad con buenos niveles de equidad y servicios públicos para todos, con logros de calidad en campos la salud y la educación, han alcanzado esperanzas de vida muy superiores a sociedades con ingresos per capita mucho mayores.

Hacia fines del 2000, a los que les “iba bien”, eran objeto de una especie de adoración en difuso lenguaje psi colectivo, en el que todos los que observábamos el éxito ajeno padecíamos de una enfermedad con diagnóstico de “estrés paranoico con rasgos de envidia severa”. Hoy, casi nadie envidia a nadie, porque a casi nadie la va bien [12] (excepto a los más ricos que cada día son menos y más ricos que antes).

En tal caso, Argentina sufrió un proceso desmantelamiento social. La pregunta clave que todos nos hacemos obviamente tiene que ver con que “si estamos mal por nosotros mismos o porque desde afuera así lo quieren”, ¿Pregunta sin respuesta? [13]

En términos generales, no es una pregunta difícil de responder, ya que sabemos que el ajuste es exigido como una condición necesaria para un reposicionamiento mundial de dependencia, pero, ¿A un costo social tan alto? ¿Fuimos mas papistas que el Papa? Porque los errores cometidos no parecen ya errores, recuerdan mas bien una escena dantesca.

La democracia y el fenómeno de la multitud. ¿Una nueva forma de organización de las clases castigadas?

¿La democracia está mutando? ¿Dejó de ser formal e indirecta?. En principio, podemos decir que dejó de ser representacional. El argumento de la CREDIBILIDAD está cuestionado: los representantes dejaron de ser creíbles, peor aún, dejaron de ser portadores de proyectos sociales. Esto quiere decir, que a esta democracia se le estropeó un engranaje fundamental: LA CONFIANZA. Las movilizaciones y los cacerolazos vinieron para quedarse, las protestas colectivas son una forma social de representación. El corralito fue el detonante no deseado porque despertó a una clase que permanecía sentada en pecado contra el Espíritu Santo, y comprendió que únicamente tienen valor los pensamientos que se ocurren andando. El gusano se enrosca cuando lo pisan como una actitud de prudencia, sostenía Nietzsche, ya que reduce la posibilidad de que lo vuelvan a pisar.

La clase media, que deambulaba perdida entre la noche, está comprendiendo como en la caverna de Platón, que las sombras del primer mundo ocultan lo que está afuera: cada día varios miles se empobrecen, y de los que permanecen agarrados de uñas y dientes, han quedado atrapados en una red financiera mortal.

Ahora bien, es posible sostener algunos datos aún no siempre dichos de la clase media argentina. Es probable que la clase media argentina no sea actualmente mas que 4 millones, ampliada con redes familiares y con una fuerte identificación con todos aquellos que tienen un empleo estable, a mas o menos 8 millones. Que por definición cultural es conformista, y fue siempre el colchón de contención a todo cambio político social organizado o no.

“Ciertamente la argentina de hoy no es la de ayer. No sólo por lo que una serie de cifras indican sobre el producto bruto, sobre su lugar en el ranking de las naciones. La Argentina se había pensado a sí misma como Nación de modo distinto de lo que hoy puede pensarse. O, mejor dicho, los argentinos se soñaron como otro tipo de sociedad, más justa, más igualitaria y, sobre todo, siguiendo un acompasado movimiento conjunto de progreso. En el imaginario argentino de este siglo, cerrando la brecha social entre una cúpula y su base, aparecía la imagen de una multitudinaria clase media que nos diferenciaba de otros países latinoamericanos, donde entre los pudientes y los miserables se habría un abismo infranqueable de temor y violencia recíprocos.” (Minujín A. y Kessler G.) [14]

Según Minujín y Kessler [15], la clase media argentina era notablemente heterogénea: podían encontrar cobijo dentro de ella tanto un obrero del conourbano como un aventajado profesional de Palermo, un empleado público del interior o un pequeño propietario del campo. Tal es su capacidad de bienvenida a tan diferentes formas de vida, que se puede pensar a la clase media, como lo más cercano a esa identidad nacional moderna de siempre tan costosa definición”

El funcionamiento del sistema económico y social en los países capitalistas

La pregunta acerca de quién moviliza el cambio en este momento, no agota una pregunta anterior. ¿Cómo funciona este sistema, en donde coexisten desocupados, ahorristas, vecinos, los cuidadanos, pequeños empresarios, políticos? [16]

Antes de responder esta pregunta, tratemos antes de explicar cómo funciona el sistema. Para eso, nos vamos a valer del excelente an lisis de Figueroa (2000) [17] y sostendremos que si tratásemos de explicar el funcionamiento de un sistema político social, por partida doble estaríamos explicando el funcionamiento de la desigualdad, de la exclusión.

Esto es así, ya que si desde un punto de vista posible, y el punto de vista económico lo es, toda sociedad se produce en la conjunción de al menos cuatro factores económicos [18]. Estos factores serían cuatro elementos esenciales:

  1. las reglas del juego económico (definidas como las reglas formales e informales necesarias para jugar),
  2. las organizaciones (básicamente definida por tres componentes: Las familias, las empresas capitalistas y el gobierno. Las primeras aportan la mano de obra, las segundas los bienes de capital y la tercera controla la cantidad de dinero y hace gastos en bienes públicos a través de impuestos.)
  3. las dotaciones iniciales (condiciones iniciales de partida en cuanto a la organización del capital y la mano de obra)
  4. racionalidad económica (casi un principio filosófico, en el sentido de que en el juego por la satisfacción de las necesidades todos los individuos parten de un egoísmo económico básico)

Lo interesante de este análisis, tiene que ver con el juego de la desigualdad. Cualquier mezcla que hagamos de estos factores surgen las siguientes ecuaciones:

  • El sistema capitalista funciona con exclusiones ( Según Joan Robinson “para un trabajador que vive en un sistema capitalista lo único que es peor a ser explotado es no ser explotado”)
  • Las sociedades van a funcionar siempre con desigualdad. Las ganancias van a ser apropiadas siempre por un grupo pequeño de propietarios de capital -capitalistas- y los -asalariados- recibirán un sueldo.
  • Por lo tanto, para los trabajadores, el salario es variable de ajuste.
  • Los modelos van funcionar siempre con desempleo.
  • El desempleo va a ser en algunos casos la medida disciplinadora de la mano de obra, en los casos de ocupación plena y en otros casos como en las situaciones de superpoblación, el desempleo funcionara como una variable de incluidos y excluidos del mercado laboral.
  • Los trabajadores siempre recibirán salario de subsistencia, entonces sus ahorros nunca serán suficientes para comprar máquinas, nunca serán capitalistas (no podrán acceder al crédito ni al seguro)
  • El equilibrio no va a modificarse y el sistema económico se va a reproducir período tras período con desempleo y desigualdad.
  • La base de la desigualdad esta en la exclusión de los trabajadores de los mercados de crédito y seguro.
  • Las sociedades tienden a ser no homogéneas, ya que los individuos están dotados de forma desigual de activos económicos, políticos y culturales. (ciudadanos de distinta categorías)
  • El acceso a la educación ser un factor limitante y disciplinador de las desigualdades anteriormente señalas.

El país desigual

¿Cómo vivir en un sistema desigual? El país alberga un universo de 5 millones de subocupados, 14 millones de pobres, y 22% de desocupación. No hace mucho tiempo, la clase media representaba el 46% de la fuerza de trabajo, no padecía desocupación significativa. Para 1999, el volumen total de la clase media ha descendido por debajo del 40%. Susana Torrado [19] sostiene que “si se observa específicamente a la clase media, se constata que, por vez primera, sufrió no sólo pauperización relativa, es decir, dr stica disminución del nivel de vida de los segmentos que aún se sitúan por encima de la línea de pobreza, sino también pauperización absoluta, es decir, caída por debajo de esa línea de los segmentos más modestos de la clase, los llamados “nuevos pobres”. La clase media, concluye Torrado, perdió uno de sus privilegios más preciados: el poder de transitar la vida en términos de proyectos.

Y el poder y la resistencia están efectivamente atrapados en un abrazo mortal recíproco: no hay poder sin resistencia (para funcionar, el poder necesita que alguien intente eludirlo); no hay ninguna resistencia sin poder. [20]

Manteníamos un poder delegativo de los proyectos. Nuestros proyectos estaban directamente vinculados con los “modelos sociales”. El nivel de incertidumbre es dram tico. La teoría económica en Argentina, va a tener que descartar uno de sus conceptos b sicos: el costo de oportunidad. Hoy no sabemos si estudiar es mejor que trabajar de carpintero, si la Biblia o el calefón, si quedarnos a sufrir o irnos a los Angeles para que nos masacre la policía.

Insisto, la crisis no es política solamente, ni mucho menos económica.

La crisis que vivimos, tiene su fundamento en la pérdida de un proyecto social de identificación colectiva, en el que las individualidades puedan expresarse. [21]

Pareciera ser que los argentinos perdimos los modos más elementales de identificación social, que permitían entre otras cosas, la constitución de identidades colectivas. Según el concepto de desintificación (Zizek 2001), a los argentinos nos está ocurriendo con la democracia, lo mismo que un rbol que se desoja en otoño. Está finalizando un largo período de “desidentificación delegativa”. Esta desidentificación consistía en delegar en los “otros”, la directa relación con el objeto del amor, el odio o la pasión (en esta democracia indirecta, deleg bamos con nuestro voto, todo. ( y aún lo seguimos haciendo). Delegamos, por ejemplo, el derecho de que nos repriman. En ese sentido hemos “involucionado”, ya que las comunidades tribales, jamás delegarían en otra tribu, el derecho a ser reprimido). El Estado como sistema, delega el poder de represión en fuerzas específicas: policía, ejército, etc., quienes se convierten en un órgano armado con el especial poder del control monopólico de la violencia legítima. [22]

Así como la comunidad cristiana se mantiene unida gracias a la delegación compartida de sus creencias, en algunos individuos elegidos (sacerdotes por ejemplo) de quienes se “supone que realmente creen”, en política nos pasó lo mismo.

El paroxismo de la guerra sin enemigos no ha hecho otra cosa que mutar las lógicas de los antagonismos. Ni buenos ni malos, ni amigos ni enemigos, en Argentina empezó la época de los matices. El poder se siente provisorio y deslegitimado no por falta de un enemigo, sino por falta de un amigo a quien seguir comprando o coimeando en el mejor de los casos. No vamos a entrar a discutir los términos del “soborno” porque entraríamos en un terreno Kelseniano y comprenderíamos que mientras haya un poder que gobierne con cierto saber, seguro terminar tendiendo una gran cuota de verdad. Todos hemos sido o somos objetos de algún soborno “público”.

Hoy los políticos están preocupados como los sacerdotes o pastores, por los “fanáticos”. Por los anónimos que toman las calles y reclaman. De alguna manera, se han convertido en el enemigo fundamental. [23] Los nuevos actores de la democracia directa o participativa, (cacerolazos, caceroleros, asambleas barriales, vecinos de Alfonsín, ahorristas, inmobiliaristas, desempleados, actores de cine desempleados, pequeños y medianos empresarios, etc.) ponen en peligro la distancia adecuada que se necesita respecto del objeto del odio o el amor de los miembros de una comunidad.. [24]

Los actores políticos profesionales, están en un nuevo período de caza. Necesitan desesperadamente “identificar políticamente a los actores sociales”. Y algunos, los peores, agitan el fantasma del autoritarismo.

Está cambiando la democracia. Está mutando a nuevo tipo, quizás más austera, pobre, quizás también dolorosa, dramática e incierta. Pero lo que si es seguro, es que parece ser más participativa . Una democracia que en el fondo, y a la “fuerza” no nos deja afuera. Nos incluye más que nunca. Esta democracia está empujando al compromiso. ¿Perderemos esta oportunidad?

Algunas ideas para enfrentar las crisis.

Es posible pensar en un mundo mejor. Yo lo pienso, lo imagino y también lo deseo. No creo en el voluntarismo sin reflexión, ni el compromiso sin acción. Pero pensar puede ayudar. El pensamiento es, por ahora, la cosa mejor repartida del mundo. Pero es cierto que se puede desaprender a pensar. Todo funciona en ese sentido. Y no es casual que se lo desaliente.

Según Forrester (1998) [25], el pensamiento es político. Mejor aún, el sólo hecho de pensar es político. ¡Y tiene razón! Y de ahí la lucha insidiosa por combatirlo. Quiero pensar. Quiero imaginar que Argentina tiene una salida. Quiero pensar en Argentina, desde Argentina.

Las ideas que siguen son sólo eso, ideas. Tiene como único objetivo aumentar el debate que inicié en este texto: el fenómeno de la multitud y el cambio en las estrategias representacionales de la ciudadanía. Estoy convencido también, que la clase media, otrora pasiva, hoy está en movimiento, y que es el grupo social que mayor dinamismo tiene. ¿Terminar la movilización de la clase media con la liberación del corralito? No lo creo. Estoy convencido de que la movilización social es más política que nunca. Y que este cambio se debe a un solo tema, a una sola causa que nos mantenía ocupados, estables, seguros, contenidos: EL TRABAJO. Como dice Forrester ¿ es tan cruel reconocer que ya no dependemos del trabajo como se lo concebía anteriormente, en condiciones tan difíciles de soportar?

Las reflexiones que siguen, son pensamientos, ideas para una esperanza.

  • La vida de las personas debe ser la preocupación principal del sistema político-social. (la producción y la prosperidad material, son meros instrumentos para alcanzarla. Más importante que la capacidad de capacitarse para realizar algo, es la posibilidad de realizarse ). [26]
  • Constitución de un modelo social abierto. En democracia, la representación debe ser mucho más temporal y acotada. Todo argentino debe ser considerado un agente como un agente beneficiario y adjudicatario de progreso..
  • Constitución de un modelo político sostenible en el tiempo. (la economía debe estar supeditada a la política. Nunca más, baja inflación y alto desempleo solo para agradar a los teóricos de alguna escuela económica).
  • Plan económico político, humano y solidario. (EEUU está realmente mas preocupado que nosotros por disminuir el desempleo. Argentina no está preparada, por idiosincrasia y condiciones a políticas económicas de mercado libre. Debe haber más intervención del Estado).
  • Absolutas garantías para la libertad de expresión (la división entre izquierda o derecha es importante, pero más importante es no perder de vista que para que estas disputas se den, hace falta la democracia.)
  • Constitución de un plan público de empleo (“que una persona sea capaz de ejercer dominio sobre la cantidad suficiente de alimentos para no morirse de hambre” [27]).
  • Sostenimiento, mejoramiento y desarrollo de un fuerte sistema educativo nacional (nivelación de ingreso y garantías de permanencia en el sistema. Formación de profesionales sociales y científicos a la luz de un claro y democrático proyecto de país).
  • Rechazo a toda “definición política de pobreza” (porque las definiciones políticas tienden a establecer definiciones tan generales y uniformadoras, que terminamos aceptando que algunas privaciones no son tales porque los políticos dicen que no se pueden resolver a corto plazo). [28]

“Hace treinta años escribí sobre Argentina: “Cuando la jerga vuelve los asuntos de vida en abstracciones y cuando sólo una jerga compite con otra jerga, la gente no tiene causas. Sólo tiene enemigos”. Y las pasiones en Argentina, todavía siguen trabajando, aún vencen a la razón consumiendo vidas.

Vidiadhar Surajprasad Naipaul. Premio Nobel de Literatura 2001.

Notas

[1] Chihu Amparán, Aquiles. Gramsci y un nuevo paradigma en la concepción de la política. UAM. México. (1991) [volver]

[2] Gilles Deleuze y Félix Guattari. ¿Qué es la filosofía?. Anagrama. (1997)[volver]

[3] El concepto de multitud no es nuevo. Aparece explicado en los escritos del filósofo italiano Paolo Virno. Il ricordo del presente. También en el artículo publicado en Radical Thought in Italy denominado “The Political Theory of Exodus”. Y en Argentina, a partir de los ensayos de Josefina Ludmer [volver]

[4] Nota en Clarín 23/03/2002 [volver]

[5] José Ramos Mejía. Fragmento de Las Multitudes Argentinas (1899). (Citado por Oscar Terán en su libro Positivismo y nación en la Argentina, Edit. Puntosur. (1987). Ramos Mejía fue uno de los primeros intelectuales de los llamados positivistas argentinos. Utilizaba el lenguaje médico para explicar la sociedad. De linaje patriótico, fue un médico comprometido. Creador de la Asistencia Pública, del Departamento de Higiene y de la c tedra de Neuropatología y del Círculo Médico Argentino. Diputado y Ministro del entonces Consejo Nacional de Educación [volver]

[6] En sentido efervescencia política, abundancia o espíritu de lucha. Falta de “sangre en las venas”. [volver]

[7] 100 años antes, Ramos Mejía se había guardado una explicación para lo que ocurriría a la madrugada del 20 de diciembre del 2001: “para que haya multitud, es menester que exista, pues, comunidad de estructura, cierta facilidad de contagio, favorecida por analogías fisiológicas, cierta inminencia moral, para que, producida una impresión, todos la reciban con igual intensidad y trascendencia. Tal es la razón por la cual se observa que, sin necesidad de contacto material, se establece entre sus componentes la rápida uniformidad, el an logo y general impulso que los reúne y, como dije ya, los lleva a la acción, en una dirección común a un mismo punto, y tal vez, sin sospecharlo, por el mismo camino” (¿sorprendente verdad?)[volver]

[8] Toni Negri es autor con Paulo Virno del famoso concepto de “multitud”. [volver]

[9] Según Greimas, el discurso es un lugar frágil, en el que está tanto la verdad como la falsedad, la mentira como el secreto; sus modos de credibilidad se fundan en un pacto no dicho, de creencias mutuas entre quien lo emite y entre quien lo recibe. Este equilibrio tiende a ser estable, pero a veces se rompe. [volver]

[10] Bernardo Kliksberg. “¿Es posible una economía con rostro humano?” en Diario El Universal, (1990) [volver]

[11] Suplemento Zona, Diario Clarín, 03/09/90. [volver]

[12] Según datos de 1990, el 5, 4 % de la población total, vivía con menos de un peso por día. Y según los estándares del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), una persona se considera pobre, en cualquier parte del mundo, cuando gana un peso (o dólar) diario. [volver]

[13] Remito al esclarecedor texto de Augusto Pérez Lindo, denominado” Argentina: Entre la catástrofe y las luchas sociales.” Febrero 2002. Inédito. [volver]

[14] Minujín A. y Kessler G. La nueva pobreza en la argentina, Planeta. (1995) Bs. As. [volver]

[15] Ob. Cit. [volver]

[16] Según Augusto Pérez Lindo, una interpretación posible de la composición de clases en Argentina, estaría dada de la siguiente forma:

  1. clases ligadas al poder externo: la burguesía transnacional, la burguesía financiera, la burguesía dependiente;
  2. clases ligadas a los poderes internos: la burguesía nacional dominante, la burguesía política, las burguesías productoras y comerciales subordinadas;
  3. clases intermedias: profesionales, pequeños y medianos empresarios, asalariados de alto nivel en el sector público y privado;
  4. clase obrera: trabajadores del sector privado nucleados en torno a la CGT y el MTA, trabajadores públicos agrupados en la CTA, cuentapropistas;
  5. clases marginadas: jubilados, desocupados organizados y desorganizados, excluidos. [volver]

[17] Figueroa Adolfo. De igual a igual . El desafío del Estado ante los nuevos problemas sociales. Exclusión social y desigualdad, Siempro, (2000) [volver]

[18] Es una visión muy economista dirán, y tienen razón. Pero confíen un poco en esta aproximación [volver]

[19] Susana Torrado. “El corralito: golpe letal a la ilusión de clase media”, Revista Ciencias Sociales. Facultad Ciencias Sociales. Uba. N 49. Febrero 2002. Edición Especial. [volver]

[20] “El poder ha sido ya formador del núcleo en cuyo nombre el sujeto oprimido se le resiste”. Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto . El centro ausente de la ontología política, Paidos (2001) [volver]

[21] ¿Habría que refrescar la memoria con los tres grandes proyectos de país que tuvimos? [volver]

[22] El Estado se presenta como un órgano en el cual la comunidad ha delegado de manera irreversible el ejercicio de su poder de autodeterminación. Dicho de otra manera: el poder de gobierno que antes residía en jefes de familias, linajes, clanes, ha pasado ahora a un órgano diferenciado de la comunidad: las instituciones públicas, y que entre otras funciones tiene las siguientes: 1. creación y derogación de normas, 2. administración descentralizada de la justicia en todas las situaciones contenciosas; 3. la sanción a los que transgredan dichas normas; 4. la preservación y el control de las personas, propiedades y actos de transferencias o movimientos de bienes o personas; 5. las recaudaciones fiscales; 6. la preservación y el control del patrimonio público; 7. la organización de las magistraturas según un sistema regulado de delegaciones de autoridad. (Juan Samaja. Epistemología y Metodología (1994). [volver]

[23] Para Toni Negri, el concepto de MULTITUD está usado como un CONCEPTO DE CLASE, emparentado con el concepto de proletariado en un sentido amplio. La multitud está compuesta de todos aquellos cuyo trabajo está regido, directa o indirectamente, por el capital. Este concepto por contrapartida, revaloriza el tema del TRABAJO. MULTITUD sería todos aquellos que directa o indirectamente dependen del TRABAJO. La MULTITUD sostiene, son NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN POLÏTICA. [volver]

[24] “La cuestión es que lo mismo sucede en la “vida rea”: nuestro sentido de la realidad se sostiene siempre en un mínimo de desidentificación (por ejemplo, cuando nos estamos comunicando con otras personas, reprimimos nuestro conocimiento de que ellas sudan, defecan y orinan”). Slavoj Zizek. (2001) Ob. cit. [volver]

[25] Viviane Forrester. Autora del dramático libro denominado El horror económico, Fondo de Cultura económica. [volver]

[26] La “capacidad” de una persona es una noción derivada que refleja varias combinaciones de “realizaciones” (seres y haceres) que él o ella puede alcanzar. De ahí que la “capacidad refleja libertad de la persona de elegir entre diferentes formas de vida. La motivación implícita -el énfasis en la libertad- está bien reflejada en la conocida frase de Marx, de acuerdo a la cual lo que necesitamos es “reemplazar la dominación de las circunstancias y el azar sobre los individuos por la dominación de los individuos sobre el azar y las circunstancias”. Amartya Sen. Tomado del libro Neoliberalismo y desarrollo humano – desafíos del presente y del futuro. ELPE. Enlaces Latinoamericanos para economistas. Jurgen Schudt. [volver]

[27] Amartya Sen [volver]

[28] Pobre es quien hoy no piensa en comer, porque es una privación tan grande, que se hace insoportable solo pensar en ella. Pero pobreza es también, la determinación de un estándar prevaleciente de necesidades que puede medirse empíricamente. En tal sentido, acuerdo con Amartya Sen, que cuando la pobreza se la mide teóricamente o políticamente a priori, lo único que se hace es negarla. [volver]

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